No es correcto pensar que la Unción de enfermos es solo para los moribundos. El que esté cercano a la muerte debe confesar y recibir la Eucaristía como si fueran "provisiones para el camino". Así se llamaban a los alimentos o aperitivos que se llevaban para tomar mientras se realizaba un largo camino.
La Unción de enfermos también ayuda a sobrellevar la cercanía de la muerte. Jesús es el único que, no solo nos acompaña en el momento de la muerte, sino que también nos puede guiar a través de la muerte hacia la vida en el Cielo.
"Por esta Santa Unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad".
Los Evangelios nos cuentan que Jesús cuidó de una manera especial de los enfermos; sanó el cuerpo y el alma a muchísimas personas. Los enfermos también pueden sentir hoy en día el amor de Dios a través de la Unción de enfermos. En el sacerdote se encuentra realmente Jesús mismo, que se pone junto a la cama del enfermo.
La Unción de los Enfermos la puede recibir todo creyente -joven o anciano- que se encuentre en una situación crítica de salud. De ahí que se pueda recibir varias veces a lo largo de la vida. También cualquier persona mayor de 75 años (a esta edad, es cuando se entiende que la salud comienza a mermar).
El próximo sábado, 8 de mayo, en la Misa de las 20:00 h, tendremos la celebración comunitaria de la Unción de los enfermos, respetando todas las medidas de limpieza y bioseguridad que dispone el protocolo para esta celebración.
Todas aquellas personas que deseen recibirlo, deberán contactar, previamente, con el párroco.
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