jueves, 27 de marzo de 2014

Lecturas IV Domingo Cuaresma A

Lectura del primer libro de Samuel
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»
Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.»
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Palabra de Dios
 
 
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R/.
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
 
 
 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»

Palabra de Dios
 
 
 
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

Palabra del Señor

Curación del ciego de nacimiento


La curación del ciego.- IV domingo de Cuaresma


Se hizo pobre...


viernes, 21 de marzo de 2014

Tercer Domingo de Cuaresma: El agua lo cambia todo


Tercer Domingo de Cuaresma A

Lectura del libro del Éxodo (17,3-7):

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés: «¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?»
Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen.»
Respondió el Señor a Moisés. «Preséntate al pueblo llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.»
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la reyerta de los hijos Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?»


Palabra de Dios  
 
 
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón.»


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.
 
 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,1-2.5-8): Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Palabra de Dios
 
Lectura del santo evangelio según san Juan (4,5-42):
 
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía.
Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber.» Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida.
La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.
Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.»
La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.»
La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén.»
Jesús le dice: «Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad.»
La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo.»
Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo.»
En aquel pueblo muchos creyeron en él. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo.»
 
Palabra del Señor

 

III Domingo de Cuaresma A


sábado, 15 de marzo de 2014

San José para niños


 
 

19 de Marzo: San José

El próximo 19 de marzo, Solemnidad de San José, a pesar de ser día laborable es día de precepto. De ahí que, en nuestra parroquia, tengamos Misa tanto a las 09:30 h (nueve y media de la mañana), como a las 20:00 h (ocho de la tarde).
 
Película José de Nazaret
 
Los primeros capítulos de los Evangelios de Mateo y Lucas nos cuentan el nacimiento y algunos de los pocos detalles de la infancia de Jesús. Basándose en estos, la película "José de Nazaret", nos narra estos acontecimientos desde el punto de vista de José, el carpintero, esposo de María y padre adoptivo de Jesús.

Una película, que si bien añade muchas suposiciones y situaciones no reflejadas en los evangelios a fin de contextualizar los hechos, nos ayuda a visualizar un poco mejor una de las historias de las Sagradas Escrituras.


II Domingo de Cuaresma A


Muchos nos preguntan dónde está Dios. A muchos de nuestros contemporáneos les resulta difícil encontrarlo, tal vez porque tienen una falsa imagen de Dios. Lo consideran o como un enemigo del hombre o como un apoyo para la inmovilidad y el acomodo.

Pero Dios está vivo y nos invita a vivir.  Dios estaba en la voz que llamó a Abrahán y le invitó a salir de su tierra y de la casa de su padre (Gen 12,1-14). En su exhortación “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco nos repite que, al igual que Abrahán, la Iglesia es una comunidad “en salida”, un pueblo itinerante (nn. 22-24)

Dios estaba en la zarza, desde la que llamó a Moisés para convertirlo en liberador de su pueblo. Dios estaba en la nube que guiaba al pueblo de Israel por el desierto hasta la patria de la libertad. Y, finalmente, Dios está en su Hijo Jesús. Y en aquellos que le siguen con sincero y humilde corazón.

EL ROSTRO Y LA PRESENCIA 

Hoy contemplamos el cuadro de la Transfiguración de Jesús, pintado por Rafael, que se conserva en la Pinacoteca Vaticana. En él se refleja la dialéctica entre el monte y el valle. En el monte Jesús se encuentra con la luminosa realidad de Dios. Al bajar del monte se encuentra con la dolorida realidad de lo humano. He ahí la imagen de nuestra vida de creyentes. La contemplación no puede alejarnos de la acción.

Según el evangelio que hoy se proclama (Mt 17, 1-9), la transfiguración de Jesús nos anuncia el misterio de su muerte y su resurrección.

Los tres discípulos más cercanos subieron con Jesús a lo alto de una montaña. Allí vieron que su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvían blancos como la nieve. Lo envolvía la nube que había significado la presencia de Dios en medio de su pueblo. Moisés y Elías lo flanqueaban como dando testimonio de su honda verdad. Ellos habían descubierto a Dios en el monte santo. Y junto a ellos, se revelaba ahora en su Hijo predilecto.

 LA VOZ DEL CIELO

En el relato de la Transfiguración de Jesús se recoge la voz que desciende de la nube, es decir, desde el ámbito de lo divino: “Este es mi Hijo, el amado, el elegido: escuchadlo”.

“Este es mi Hijo”. Dios no es un objeto lejano. No es una idea ni un anhelo insatisfecho. Se presenta con los rasgos familiares de quien reconoce a Jesús como hijo.

• “El amado”. Los seres humanos han temido muchas veces a los dioses. Los dioses falsos tienen boca pero no hablan. El Dios de Jesús siente y ama.

• “El elegido”. Por el hecho de reconocer a Dios como Dios, el hombre no pierde su categoría y su dignidad. Jesús no fue menos humano por saberse elegido por Dios.

• “Escuchadlo”. Jesús no se ha engañado ni ha engañado a los suyos. Dios está con él, lo apoya y garantiza su misión y la verdad de su mensaje.

El Concilio Vaticano II nos dice que, mediante la escucha de la Palabra de Dios y la oración,  el tiempo cuaresmal prepara a los fieles a celebrar el misterio pascual (SC 109). Hay que leer los evangelios y escuchar la Palabra del Señor.

- Señor Jesús, tú nos revelas el amor de un Dios al que nos atrevemos a llamar Padre. Te agradecemos esa conciencia de ser Hijo y mensajero de la verdad de Dios. Que tu palabra oriente nuestra vida. Amén.

Cuaresma


Alma de Cristo, Santifícame


viernes, 14 de marzo de 2014

Desafío de hoy viernes 14 de marzo


Domingos de Cuaresma A



II Domingo de Cuaresma - Transfiguración de Jesús

¿POR QUÉ JESÚS SE DEJÓ VER COMO DIOS?
 
Con frecuencia se dice: "Dios es luz, en El no hay tiniebla". Es lo que Jesús muestra a sus discípulos en la montaña. En su propio interior hay una hoguera de amor, de luz inmensa, y cuando dejó qeu se viera, hays sus ropas se volvieron resplandecientes.
 
Jesús quiere ayudar a sus discípulos a creer más allá de loq ue ven, a creer que él es Dios, más allá de su simple apariencia humana.
 
Así, cuando sufra más tarde en la cruz, sus discípulos recordarán este aconteciemiento maravilloso y se dirán: "Incluso desfigurado, siempre es Dios".
 
Jesús me invita también a creer más allá de lo que veo. Por ejemplo, que yo crea que esta luz de la belleza de Dios puede vivir en mí y me puede transformar cada vez que yo recibo el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía.



Monte Tabor
 

Cuaresma 2014


sábado, 8 de marzo de 2014

Las tentaciones de Jesús

Ofrecemos a continuación una serie de vídeos sobre las tentaciones de Jesús en el desierto.
 
 
 
 
 
 
 

El Evangelio del Domingo para niños: I Domingo de Cuaresma


Jesús es tentado por el diablo en el desierto


Salmo Responsorial Primer Domingo de Cuaresma A

 

Primer Domingo de Cuaresma

Hemos comenzado el tiempo de Cuaresma hace tres días, mediante el rito de purificación y penitencia de la ceniza, y haciéndonos propósitos relativos al ayuno, la limosna y la oración; es decir, con el propósito de mejorar nuestras relaciones con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Pero, al hacerlo, descubrimos casi inmediatamente nuestra debilidad, que se manifiesta especialmente en la tentación. Por eso, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar en este primer domingo de Cuaresma sobre esta realidad tan humana, y que, por eso, también experimenta Cristo.

Comienza el Evangelio diciendo que Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu. Sucede después del Bautismo en el Jordán. Allí Jesús escuchó la voz que le llamaba “mi hijo amado, el elegido”. ¿Por qué precisamente después se va Jesús al desierto llevado por el Espíritu? ¿Es que no fue suficiente con la experiencia del Jordán? Esta secuencia expresa una ley de vida, especialmente en la experiencia religiosa: Dios nos elige gratuitamente, pero nosotros debemos responder eligiéndolo a Él, y esta respuesta debe superar enormes dificultades y tentaciones, es una verdadera lucha, un camino por el desierto. En Jesús, hijo de Dios, pero hombre en sentido pleno, también es así. Por ello, estas tentaciones no son sólo experiencias puntuales que Jesús sintió una vez y superó para siempre, sino que son las tentaciones permanentes de todo su ministerio, que son además las tentaciones básicas o axiales a las que estamos sometidos todos los seres humanos.
Que las piedras se conviertan en pan es la tentación ligada a nuestras necesidades y a nuestra debilidad, la de usar del poder de que disponemos (y todos disponemos de alguno: responsabilidad, capacidad de decisión, conocimientos, etc.) en propio beneficio y no para aquello que se nos ha concedido. El tentador dice: “Si eres el Hijo de Dios...” La tentación a veces nos quiere convencer halagándonos: oye, que eres el director, para algo te han dado la responsabilidad, además tú tienes también tus necesidades, el que parte y reparte se lleva la mejor parte... Pero las piedras no son pan y yo no tengo derecho a cambiar las cosas simplemente en beneficio propio.
 
La segunda situación es una oferta tentadora: el tentador le ofrece a Jesús lo que éste realmente quiere: el mundo entero. Jesús quiere ganar el mundo para Dios. Pero el tentador le ofrece alcanzar esa meta buena postrándose ante el mal. Es una tentación frecuente (realmente diabólica) tratar de conseguir buenos fines con malos medios. Es la teoría, defendida o condenada, pero tantas veces practicada, de que el fin justifica los medios. Eso significa inclinarse ante el mal y adorarle.
 
En la tercera (“tírate del alero del templo”) más que ser nosotros tentados, tratamos de tentar a Dios. De nuevo “si eres Hijo de Dios”: si eres creyente y Dios existe que haga esto o lo otro... De qué sirve creer en Dios si luego no te va mejor que a los demás. Jesús pudo tener la tentación de hacer cosas maravillosas para suscitar la aceptación de los demás. A veces claramente fue tentado en este sentido por otros, como Herodes que le pidió hacer algún milagro. Jesús siempre se negó a tentar a Dios, a usar su poder como magia o espectáculo, a seguir el camino del éxito fácil. Nunca hizo milagros para suscitar la fe, sino que exigía la fe como condición para curar, liberar, perdonar. La fe, condición y no consecuencia de los milagros de Dios, no puede ser un negocio.

Jesús ha elegido otro camino: ni se aprovecha, ni se alía con el mal, ni busca el aplauso fácil. Elige a Dios, se somete a su voluntad, camina por la senda empinada y entra por la puerta estrecha: es el camino del servicio, de la verdad y de la entrega, el camino que le lleva a Jerusalén, donde entregará su vida en la Cruz.
Es el camino de la autenticidad y de los bienes verdaderos, duraderos y que nos salvan. En Jesús vemos que, sin bien la tentación es inevitable, no lo es el ceder a ella. Y si, en ocasiones, es bien difícil superarla, unidos a Cristo, que ha vencido al tentador, es posible. Si a veces sentimos que nuestra debilidad ha sido mayor que nuestra resolución y voluntad de bien, podemos volver al Maestro bueno que se ha sometido a la tentación por amor nuestro, y recibir de Él el perdón, “pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino que las ha experimentado todas como nosotros, menos el pecado” (Hb 4, 15).

Calendario Cuaresma 2014


Pasapalabra para el tiempo de Cuaresma




¡A JUGAR!


Santoral y fiestas del mes de marzo


Evangelio del Domingo con niños



viernes, 7 de marzo de 2014

¿Por qué ayunar? Reflexión sobre el ayuno en Cuaresma


Jesús no pasó a la historia por ser un gurú del ayuno. Más bien lo contrario; no rehuía el comer y beber incluso con los publicanos y pecadores. Pero también es cierto que en momentos cruciales de su vida ayunaba y en alguna ocasión invitaba a sus discípulos a ayunar.

La Iglesia, siguiendo el mandato de Jesús, introdujo en su praxis vital algunos tiempos donde invitaba a todos los creyentes a practicar el ayuno con la intención de preparar mejor algún acontecimiento particular: La Pascua, la Navidad u otra festividad importante.

¿Por qué el Ayuno? El ayuno es un “sacramento o sacramental” que evoca una realidad mayor y es buscando esa realidad “mayor” por la que se ejercita. No tiene valor en sí mismo sino que lo tiene de forma referencial.

¿Cuáles son las realidades que evoca el ayuno para el creyente?

El ayuno como evocación de una ausencia.

El ayuno evoca la ausencia del esposo. Recordar la frase del evangelio (Mc 2, 18): ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los tuyos no? Y la respuesta de Jesús: Pueden ayunar los invitados a boda, cuando el esposo está con ellos?

El ayuno nos recuerda que “el tiempo de la fiesta completa, el banquete eterno” todavía no ha llegado y lo esperamos en un futuro “próximo”. Tenemos “hambre” de su venida.

Es una espera que se hace oración para que se manifieste plenamente el esposo que ya se hace sentir: “El Espíritu y la esposa dicen : Ven”

La falta de “pan” revela la ausencia del “pan que viene del cielo”, es decir Jesús.

El ayuno es “memoria escatológica” es “tensión escatológica”.

Ayuno y hambre de la Palabra

El ayuno evoca una segunda hambre: la de la Palabra. En Deuteronomio 8, 2-3 se dice: “Dios en el camino del desierto te ha humillado, te ha hecho pasar hambre, después te ha alimentado con el maná, para hacerte entender que el hombre no vive solo de pan, sino que vive de cuanto sale de la boca del Señor”. Palabras que envían a Mateo 4, 1-4 donde Jesús en el desierto es tentado después de sentir hambre y responde al tentador: No solo de pan vive el hombre sino de la Palabra que sale de la boca de Dios.

El ayuno nos puede ayudar a entender que el vientre no es Dios. Que yo no soy centro de nada. Que tenemos hambres mayores que exigen un alimento mayor y mejor y que solo lo puede dar el Verbo hecho carne. La Palabra de Dios y la Eucaristía son para nosotros realidades más importantes y de alguna forma lo queremos hacer entender a nuestro propio cuerpo y a nuestro entorno social ejercitando el ayuno.

Ayuno como abstinencia de la Injusticia

Parece claro que hemos de abstenernos de hacer injusticias.

Pero es más importante tener hambre y sed de justicia.

Isaías (58,1-7) nos dice que el ayuno que Dios quiere es: romper cadenas inicuas, liberar a los oprimidos, compartir el pan con el hambriento, dar hospitalidad al miserable y sin techo, vestir al desnudo”. El ayuno cuaresmal nos abre a compartir nuestros bienes y hasta a dejarlos y darlos a los pobres. El ayuno cuaresmal nos habla de solidaridad.

Ayuno y descubrimiento del valor de los bienes

Renunciar al alimento para descubrir su valor: el pan es don trabajado que viene para quitar el hambre del hombre. El pan es “nuestro” y pertenece a todos.

Por el pan de cada día podemos dar gracias a Dios. Porque es “nuestro” no podemos ni dilapidar ni acumular ni engordar a costa de otros. ¡Cuánto bien nos haría descubrir la dimensión social de los bienes! En estos tiempos de “crisis económica” podríamos intuir cuál es la salida que hay que buscar. Ejercer más el “nuestro” que el “mío” sería practicar la enseñanza de Jesús y también lo que muchas veces indica la “Doctrina Social de la Iglesia”.

Resumimos diciendo: el ayuno no es un absoluto, un fin en si mismo. Es medio para descubrir otros absolutos o fines más importantes. Primado de la Palabra, de la Justicia, de la gratuidad, del amor.

El ayuno no es “merito” ante Dios; algo con lo que compro a Dios o le pago o me le hago favorable. El ayuno es un don acogido en alegría y obediencia a memoria de otras cosas. Porque es don no es aplastante sino que cada uno debe recibirlo según sus propias fuerzas.

No hagamos carreras sobre quien ayuna más y por más tiempo. No es eso.

Y quien no pueda hacerlo que no lo haga. Por eso no es menos “santo”.

Importante no descuidar aquello que representa el ayuno. Lo que cuenta es un AMEN rico de amor.

AYUNO

Todos necesitamos un buen ayuno por eso hoy estás ayunando de multitudes.

No entiendes los colegiales con su paso de cachorros desolados.

No entiendes los oficinistas y sus secretarias su cuadriculado encierro de números en tazas de café.

No entiendes las amas de casa y sus escuálidas canastas ni el agujero en sus monederos.

Tampoco entiendes los policías y los ladrones.

Ni los mercaderes y sus compradores empecinados en cotidiano ritual a la estridencia.

No entiendes los programas de televisión ni el hueco que le declaran a la soledad.

Hoy estas ayunando de multitudes de transeúntes de parques y plazas de apremiados a la ligera.

Todos necesitamos un buen ayuno para recobrar lo que dice el silencio de las cosas.

¿TRATAMOS DE AYUNAR ASÍ?

Ayuna de palabras hirientes. Y transmite palabras bondadosas. Ayuna de descontento. Y llénate de gratitud.

Ayuna de enojos. Y llénate de mansedumbre y paciencia. Ayuna de pesimismo. Y llénate de esperanza y optimismo. Ayuna de preocupaciones. Y llénate de confianza en Dios. Ayuna de quejarte. Y llénate de las cosas sencillas de la vida. Ayuna de presiones. Y llénate de oración.

Ayuna de juzgar a otros. Y descubre a Jesús que vive en ellos. Ayuna de tristeza y amargura. Y llénate de alegría el corazón. Ayuna de egoísmo. Y llénate de compasión por los demás.

Ayuna de falta de perdón. Y llénate de actitudes de reconciliación. Ayuna de palabras. Y llénate de silencio y de escuchar a otros.

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando de paz, de amor, de confianza……



¿TRATAMOS DE AYUNAR ASÍ?

Esta reflexión fue extraída del material para cuaresma de Jóvenes Dehonianos, en su página web podéis encontrar mucha más información y material.

Dame tus lágrimas


jueves, 6 de marzo de 2014

Cuaresma


Carta Pastoral con motivo del inicio de la Cuaresma

“Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la
justicia, detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor,
y te responderá; gritarás y te dirá: “Aquí estoy” (Is. 58, 7-10).
 
Queridos diocesanos: en estas palabras del profeta Isaías, descubrimos sobre todo la voz del que es fuerza de Dios capaz de transformar nuestras vidas: Cristo. Experimentamos su poder por su misericordia y su divinidad por su ternura hacia nosotros. El tiempo de Cuaresma que inauguramos es una ocasión de la gracia para no volvernos más hacia nosotros mismos, sino para convertirnos al Dios Padre, Hijo y Espíritu, en definitiva, al Dios amor, confesando nuestros pecados, dando gracias a Dios y diciendo palabras de edificación espiritual. La vida es bella pero no hay que confundir belleza con maquillaje. (...)
 
Para leer la carta completa pinchar en:
https://www.dropbox.com/s/u3imdtuttsv2jpp/Carta_Pastoral_Cauresma_2014_cast.pdf

Cuaresmario 2014

El día de mañana es el primer viernes de cuaresma, el desafío para el 7 de marzo es: AYUNAR. ¿Listos?

Pasatiempos I Domingo de Cuaresma



martes, 4 de marzo de 2014

Caminar en confianza

Toma mi vida y permíteme vivir serenamente este día.
Abre mi mente a pensamientos positivos.
Saca de mí todo mal sentir hacia los demás.
Libérame del rencor y de mis temores.
 
Haz posible que yo pueda sentir gozo, amor, compasión,
y permíteme sentirme vivo otra vez.
Ayúdame a aceptar las cosas como son,
a refrenar mi lengua,
a cumplir con mis tareas diarias,
a dar libertad con amor.
 
Llévate mis preocupaciones por el futuro.
Que yo pueda darme cuenta de que en Tus manos
todo se me provee,
que no tengo control sobre nada sino sobre mí,
y que puede levantar confiado mi vista hacia el futuro.
 
Que pueda redescubrir el momento presente,
que es precioso y pasa muy pronto.
Infúndeme ¡Señor! Tu Santo Espíritu de paz y de luz.
Gracias por aceptar mi carga y por hacerla más liviana.
 
Amén


 

DNI de CUARESMA

Hace más de veinte siglos unos hombres escogieron el poder para humillar a Jesús, la violencia para colgarle de una cruz… Hoy, 2.000 años después, los que nos declaramos creyentes tenemos a Jesús como modelo de referencia, su identidad es para nosotros ejemplo de entrega y donación.
 
Te invito a que en este tiempo de cuaresma revises tu vida como cristiano, como discípulo de Cristo. Este DNI que, a continuación, te muestro, te ayudará a recorrer con Jesús el camino del Calvario… Sólo así, podrás, unos días después, reconocerle en el camino de Emaús y gozar para siempre de su compañía.
Conviértete. De corazón. No te preocupes por la fachada, por el envoltorio. Jesús te conoce de sobra; no intentes engatusarle con “penitencias de todo a cien.” Rasga tu corazón, no tus vestiduras.
Ubícate. Utiliza para tal fin “el GPS de los evangelios.” En especial, el pasaje de Lucas (4,1-13). Acude al desierto donde te esperan un montón de dudas, de tentaciones… Pero no te des a la fuga, Jesús no te dejará solo, si confías en Él, saldrás victorioso.
Ayuna. Levántate todos los días con hambre de justicia. Acude a tu trabajo con hambre de solidaridad. Relaciónate con tus hermanos con hambre de fraternidad. Acoge las pruebas y los sinsabores con hambre de fe y acuéstate al finalizar la jornada con hambre de Dios. Ya verás como acabarás dándote “un atracón” de amor, de Amor del bueno.
Reza. Cierra las puertas de la desidia, de los ruidos, de las prisas, del “cumpli-miento.” Y, ahí, en lo escondido, en el interior de tu corazón ama, ora y habla a Dios de los hombres y a los hombres de Dios; pues nada sabe de oración el que no ama y nada sabe de amor el que no ora.
Escucha. Precisamente porque Dios te ha dado una boca y dos oídos, escucha el doble de lo que hablas. Pon “a cuarentena” tu lengua y escucha la hermosa melodía que Dios, a través de las ondas de tus hermanos, pone todos los días en tu corazón.
Santifícate. Dios, a través de este tiempo de gracia, te envía un mensaje: “La cruz es ante todo una declaración de amor.” A pesar de que haya gente a tu alrededor que siga prefiriendo un cristianismo de butaca, tú apuesta por un cristianismo de cruz. Recuerda que una persona santa no es aquella que nunca cae, sino la que siempre se levanta.
Mira. A tu alrededor. No es la cuaresma un tiempo para caminar solo. A tu lado, Jesús sigue cayendo una y otra vez bajo el peso de la cruz. Sólo los que tienes ojos pueden ver las necesidades de los otros y convertirse en cireneos de tantas personas que siguen recorriendo el camino del Calvario un día sí y otro también.
Ama. Pues sin amor despídete de entender a Dios, porque Él es eso, precisamente Amor. Combate las dudas, los fracasos, las cruces, el dolor... a base de amor. No olvides que si sufriendo se aprende a amar, amando se aprende a sufrir. Si amas, la Pascua, la resurrección, la dicha de un Dios-Amor brotará, y de qué forma, en tu vida y en la de tus hermanos… ¡Haz la prueba!

Mensaje de Cuaresma

Diez ideas del papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma

La pobreza de Cristo

1. “Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: ‘Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…’. Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre”.

2. “Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto!”.

3. “Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”.

4. “Cuando Jesús nos invita a tomar su ‘yugo llevadero’, nos invita a enriquecernos con esta ‘rica pobreza’ y ‘pobre riqueza’ suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29)”.

El testimonio de los creyentes

5. “La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo”.

6. “Los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza”.

7. “La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad (…) Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir”.

8. “No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! (…) Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud”.

9. “Esta forma de miseria [moral], que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso”.

10. “La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.
 
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