martes, 2 de noviembre de 2021

Conmemoración de los Fieles Difuntos

Si ayer celebrábamos a Todos los Santos, hoy es la conmemoración de los Fieles Difuntos. El libro de los Macabeos recuerda que Judas Macabeo hizo una colecta para rezar por ellos.

Es una idea piadosa y santa orar por el descanso eterno de los que ya han pasado de este mundo y se encuentran todavía purificándose de sus faltas, cometidas en vida. El propio libro de los Macabeos señala que si no hubiese esperado la resurrección de la carne hubiese sido inútil y ridículo rezar por los difuntos.

De esta forma se lleva a cabo la comunión de los Santos, en la que ayer recordábamos a la Iglesia Triunfante que ya ha alcanzado la corona del Cielo, hoy evocamos a la Iglesia Purgante que se encuentra en el Purgatorio, y los que todavía peregrinamos en la tierra, entramos dentro de la Iglesia Militante. En su alusión a los difuntos y su recuerdo, San Agustín decía: “Las flores se marchitan, las lágrimas se evaporan, pero la oración permanece”.

El Obispo de Hipona pedía oraciones por los que han muerto. De la misma forma San Gregorio Magno ofrecía rezos por los difuntos. Se trata de una práctica muy arraigada en la Iglesia que comenzó con San Odilón, abad de Cluny, cuando los benedictinos aplicaban Misa por los difuntos. Este religioso consiguió que la Conmemoración de los Fieles Difuntos se extendiese a toda la Iglesia.
 
Oración
Porque la vida de los que en Ti creemos,
Señor, no termina, se transforma,
y al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el Cielo.
Amén

lunes, 1 de noviembre de 2021

Día de todos los Santos

El día de Todos los Santos que se celebra cada 1 de noviembre, es una conmemoración, un día de recuerdo para y de todos los cristianos. ¿De qué? Del camino que todos estamos llamados a recorrer de vuelta a la casa del Padre: la santidad. La Iglesia reconoce u homenajea a todos los santos, es decir, no sólo a los que están en los altares y han pasado los procesos de la Iglesia.

Desde que Cristo entró en la historia de la humanidad, ha habido santos. Lo han sido, incluso antes de nosotros saber quién era Jesús. Pero los procesos e investigaciones que elevan a una persona a la categoría de “santo” de la Iglesia llegaron bastante después. Por eso, la Iglesia invita a poner los ojos y la oración en “todos los santos”, es decir, en todos aquellos que ya disfrutan de ver y estar con Dios.

Los primeros cristianos, las primeras comunidades hasta nuestros días están repletas de personas cuyas historias no conocemos, ni cabrían en las páginas del calendario. Esos son los santos anónimos, a quienes también se honra hoy. Aquellos cristianos de Roma que sufrieron el martirio de múltiples maneras son un ejemplo.

Es por eso que, al principio, la fiesta honraba a los mártires, quienes han derramado su sangre y dado la vida por Jesús. En su recuerdo, el Papa Bonifacio IV dedicó el Antiguo Panteón de Roma a la Virgen en su advocación de auxiliadora de los cristianos y reina de los mártires. Más tarde, otro Papa, Gregorio III, extendió el homenaje a los santos cristianos anónimos. Por último, el Papa Gregorio IV la hizo universal para toda la Iglesia.