sábado, 27 de enero de 2024

IV Domingo del Tiempo Ordinario, B

En el Evangelio de este domingo, vemos a Jesús enseñando en la sinagoga con una autoridad que asombra a sus contemporáneos. Esta autoridad proviene de su coherencia y sencillez, mostrando un camino de amor y respeto sin distinción. Como creyentes, estamos llamados a estar en constante disposición de escuchar a Dios, ya sea directamente en la intimidad de nuestra oración o a través de las voces de aquellos que actúan como mediadores de su palabra. Sin embargo, esta escucha no siempre es sencilla o directa. A veces los silencios de Dios se prolongan, desafiando nuestra constancia y perseverancia. Otras veces, corremos el riesgo de manipular lo que escuchamos, adaptando el mensaje divino a nuestros deseos y conveniencias, especialmente cuando confronta nuestros pecados más profundos.

El desafío está en discernir la verdadera voz de Dios de las interpretaciones humanas. La admiración que Jesús suscitaba en sus contemporáneos se debía a su capacidad de acercarse a todos sin diferencias, comunicando un mensaje de amor y fraternidad. En nuestra época, esto se traduce en un llamado a examinar críticamente a aquellos que proclaman ser portadores de la palabra de Dios. ¿Son coherentes sus palabras y acciones con los mensajes de amor, respeto y humildad que Jesús predicaba? Como creyentes, debemos esforzarnos por ser auténticos oyentes de la palabra de Dios, abiertos a lo que Él quiera decirnos, ya sea directamente o a través de los profetas de nuestro tiempo, discerniendo siempre la autenticidad y la verdad en sus palabras.

jueves, 25 de enero de 2024

sábado, 20 de enero de 2024

Pasatiempos III Domingo del Tiempo Ordinario, B

 

Si quieres descargar las soluciones:



III Domingo del Tiempo Ordinario, B

En el texto del Evangelio de este domingo tercero del Tiempo Ordinario, vemos a Jesús iniciando su ministerio público en un momento crucial: tras el arresto de Juan el Bautista. Jesús no solo continúa el llamado a la conversión iniciado por Juan, sino que también introduce una novedad transformadora: la invitación a creer en la Buena Nueva del amor, el perdón y la misericordia de Dios. Esta proclamación de Jesús resuena con un mensaje de esperanza y renovación, destacando la cercanía del Reino de Dios y la importancia de una fe viva y activa.

La elección de Jesús de sus primeros discípulos es significativa. Elige a Simón, Andrés, Santiago y Juan, pescadores comunes, lejos de los círculos religiosos de Jerusalén. Esta elección nos habla de la universalidad del llamado de Jesús, que se dirige a personas de todas las esferas de la vida, invitándolas a ser parte de una misión transformadora. La respuesta inmediata de estos discípulos, dejando todo para seguir a Jesús, simboliza una entrega total a la llamada de Dios, un modelo para nuestra propia respuesta a la vocación cristiana. En su sencillo llamado, "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres", Jesús revela un principio fundamental: la fe se vive y se comunica en el lenguaje y la realidad de cada persona, y la autenticidad de nuestro testimonio radica en vivir lo que predicamos con convicción y ejemplo.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe y vocación. Como bautizados, todos recibimos el llamado a seguir a Jesús, a transformar nuestras vidas y a ser portadores de su mensaje de amor y esperanza. Nos recuerda también que, a pesar de nuestras debilidades y momentos de duda, Dios nos acoge siempre con amor y misericordia, animándonos a perseverar en el camino de la fe. En el contexto del octavario de oración por la unidad de los cristianos, este Evangelio nos llama a trabajar incansablemente por la unidad, recordándonos que la diversidad de nuestros caminos y vocaciones enriquece la misión común de ser testigos del amor de Dios en el mundo.

domingo, 14 de enero de 2024

Pasatiempos II Domingo del Tiempo Ordinario (B)

 


 

II Domingo del Tiempo Ordinario (B)

 En el Evangelio que escucharemos hoy, asistimos a los comienzos de la vida pública de Jesús y al crucial tema de la vocación. La narración describe cómo Jesús, señalado como el "Cordero de Dios" por Juan el Bautista, atrae a sus primeros discípulos, entre ellos Andrés y posiblemente Juan. Estos primeros seguidores, al experimentar la presencia transformadora de Jesús, se sienten impulsados a compartir su hallazgo con otros, iniciando así una cadena de encuentros y descubrimientos que llevarán a la formación del grupo de los apóstoles. Este relato no solo nos habla de la selección de los primeros discípulos, sino también de cómo el descubrimiento de Jesús lleva a una transformación interior y a la necesidad natural de compartir esa experiencia con otros.

El mensaje que podemos extraer de estas lecturas es doble. Primero, nos recuerda que el seguimiento de Dios es una invitación abierta, no una obligación impuesta; es un acto de descubrimiento personal y de elección libre. Segundo, nos desafía a reflexionar sobre nuestra propia experiencia espiritual: si hemos descubierto verdaderamente a Dios en nuestras vidas, ¿cómo se refleja esto en nuestra disposición a compartir nuestra fe con otros? Este pasaje nos invita a examinar la profundidad de nuestro descubrimiento de Dios y a considerar cómo puede y debe influir en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones con los demás y en nuestro testimonio personal de fe. Nos anima a ser conscientes de nuestras limitaciones, pero también a verlas como oportunidades para crecer y profundizar en nuestra relación con el Señor.

sábado, 6 de enero de 2024

Bautismo del Señor

En la festividad del Bautismo del Señor, recordamos un momento crucial: el inicio de la vida pública de Jesús. Este evento, más allá de ser un simple rito, simboliza una profunda lección de humildad y obediencia a la voluntad divina. Jesús, a pesar de no necesitar el bautismo de Juan, elige someterse a él, marcando un ejemplo de humildad. Este acto también representa una revelación importante: Jesús como el Mesías anunciado, el elegido de Dios. El cielo se abre, y la voz de Dios proclama a Jesús como su "Hijo amado".

El bautismo de Jesús nos insta a considerar la seriedad y el compromiso inherente a nuestro propio bautismo. No es simplemente un acto ceremonial, sino un llamado a vivir según los preceptos y ejemplo de Jesús. ¿Somos fieles a los valores y enseñanzas que este sacramento simboliza? ¿Reflejan nuestras vidas la humildad y el amor que Jesús demostró en cada paso de su vida? Al reflexionar sobre el Bautismo del Señor, nos enfrentamos a estas preguntas vitales, recordando que nuestra fe no es solo un legado recibido, sino un compromiso personal y continuo.