martes, 23 de julio de 2013

BREVE HISTORIA DE PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS (I)

Fueron muchos los pueblos invasores, que desde siempre intentaron conquistar o conquistaron Oriente Medio, especialmente la región donde Jesús nació y vivió. Ya tenemos noticias de que fue conquistada por los pueblos egipcios y el mundo anatólico (la actual zona asiática de Turquía).

Este territorio donde Jesús nació y vivió no fue unificado hasta que David (1004-965 a.C.) –el menor de los ocho hijos de Isaí, de la familia de Isaías y de la tribu de Judá -traslada el Arca a Jerusalén, ciudad que no era capital de ninguna de las tribus en pugna por el poder del momento, sino una conquista personal suya, concentrando así, en un solo punto la sede de la vida religiosa y la capital política de la región. 
Sin embargo, la realidad era que, por más que David era a la vez rey de Judá y de Israel, el pueblo al que gobernaba estaba y se sentía aún dividido en dos. Sólo los unía la obediencia al rey, lo que convertía al gobierno en una monarquía personalista y, por lo mismo, inestable. Más tarde, Salomón sufrirá el mismo problema: conseguirá sostener la unidad, pero la misma se hará trizas 24 horas después de su muerte.
 
Así, el reino se dividirá en dos:

 
       -        El Reino de Judá al sur (las tribus de Judá y Benjamín), con Roboán como primer rey (926-910 a.C.) y la capital en Jerusalén.

      -        El Reino de Israel al norte (el resto de las tribus: Simeón, Dan, Efraín, Rubén, Isacar, Dad, Manases, Zabulón, Aser y Neftalí), con Jerooán como primer rey, que se establece en Siquén y, al no tener ya a Jerusalén como lugar de culto, erige dos santuarios: San, al norte, y Betel, al sur. Pero estos centros de culto pronto se contagian de prácticas paganas.

Por su posición estratégica entre Egipto y las potencias Mesopotámicas, ambos reinos eran muy vulnerables a las invasiones. En tiempos de David y de Salomón se vivió una época de paz, pues ninguno de los reinos vecinos era lo suficientemente fuerte como para atacarlos. Sin embargo, luego de la división, las naciones de Siria, Amón y Moab ocasionaron crecientes perturbaciones tanto al reino de Judá, como al reino de Israel.

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