
Y no hay “amores que matan”, ni “amores de barra”. Únicamente existe el amor que lo es. Lo demás está bien (o quizás muchas veces no) pero se trata de otra cosa. Casi imposible de definir. Lope de Vega decía que solo «quien lo probó lo sabe». Y puede que tenga razón. Pero quien lo ha experimentado aunque sea una sola vez, ya no se puede callar ni dejarse engañar. Tampoco le gusta que estafen a otros.
El amor no se puede exigir, se recibe; no somete, se ofrece; no asfixia, sino que da alas; no evita los problemas, da la cara; no es prepotente, porque se sabe débil; no es soberbio, se deja corregir; no se queda con una parte, porque le gusta el todo (por eso el sexo a secas le sabe a poco); no le gusta el rencor, prefiere el perdón; no escucha de pasada, guarda las cosas en el corazón… no hay diccionario que contenga su significado.
Pero… quien mira a Jesucristo, lo sabe.
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