Jesucristo vino para "servir" a la humanidad. Lo dijo en numerosas ocasiones. Y lo hizo durante toda su vida en la tierra.
Es precisamente sirviendo, siendo "siervo", como Jesucristo quiso mostrar a la humanidad la inmensidad del amor de Dios.
Servir consiste en buscar siempre la felicidad del otro, en compartirlo todo. Servir es tan importante que nos lleva a perderlo todo, ¡incluso la vida!
Servir es el único medio de hacer felices a los demás, de cambiar el mundo y de devolverle la capacidad de amar. Es el único medio de hacer comprender a la humanidad hasta qué punto Dios sirve, ofrece, reparte, distribuye su amor a todos.
Es una tarea difícil.
Algunos dicen que es imposible.
Jesús nos muestra el camino para conseguirlo.
Eligiendo el camino que Jesús propone: mirando más allá de las apariencias, sirviendo-ofreciendo la paciencia, la fiesta, el perdón, caminando hasta el final de lo que Jesucristo les pide, los cristianos son servidores de la vida. Con Jesucristo el Señor, los cristianos logran que la vida triunfe sobre el mal y la muerte.
La Cuaresma es el tiempo en que los cristianos, siguiendo al Señor Jesús, aprendan a servir, es decir, a ofrecer lo mejor que tienen para que el otro sea feliz.
Llega la Cuaresma, llega el tiempo de aprender a servir.
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