Entrar en Cuaresma
es inaugurar un tiempo fuerte
de penitencia y de conversión.
Entrar en Cuaresma
es afrontar una realidad personal
y dejarse juzgar
por la Palabra de Dios.
Entrar en Cuaresma
es dejar poner nuestro corazón
en la sintonía del corazón de Dios.
Entrar en Cuaresma
es saber caminar con otros creyentes
que buscan a Dios
siguiendo a Jesús, el Hijo de Dios.
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