Hoy escucharemos el relato de una de las apariciones de Jesús después de la resurrección. En ella, el apóstol Tomás, uno de los Doce, de los que habían estado más cerca de Él, uno de los que habían oído y visto todo lo que había hecho Jesús, dice ni más ni menos esta frase: “si no lo veo no lo creo”. Es la frase del escéptico, de la persona a la que le falta la fe, de aquel que sólo acepta como cierto lo que ve y toca, lo demás todo lo pone entre interrogantes. Precisamente todo lo contrario de lo que Jesús les había pedido a las suyos.
Por otra parte, Tomás, con esta conducta se muestra como el más humano de los doce. Posiblemente sea esta forma de actuar en la que más veces nos podemos ver reflejados los seguidores de Jesús de entonces y de ahora. Cada vez que a mi me gustaría sentir de una forma más evidente al Señor, cada vez que yo digo, ay Señor si yo te tocara y notara tu presencia a mi lado, si hicieras un milagro para demostrar a todos que existes, si te notara mas cerca en los momentos difíciles, cada vez que pienso esto o algo parecido, Jesús me dice: “Francisco, María, Carmen, José…” aquí podemos poner nuestro nombre “Dichosos los que crean sin haber visto”.
Por otra parte, Tomás, con esta conducta se muestra como el más humano de los doce. Posiblemente sea esta forma de actuar en la que más veces nos podemos ver reflejados los seguidores de Jesús de entonces y de ahora. Cada vez que a mi me gustaría sentir de una forma más evidente al Señor, cada vez que yo digo, ay Señor si yo te tocara y notara tu presencia a mi lado, si hicieras un milagro para demostrar a todos que existes, si te notara mas cerca en los momentos difíciles, cada vez que pienso esto o algo parecido, Jesús me dice: “Francisco, María, Carmen, José…” aquí podemos poner nuestro nombre “Dichosos los que crean sin haber visto”.
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