jueves, 15 de abril de 2021

Hoy, en Compostela, tiene lugar la Misa Crismal

La Misa Crismal que concelebra el arzobispo con los presbíteros provenientes de las distintas regiones de la archidiócesis y en la que consagra el santo crisma y bendice los restantes óleos, ha de ser tenida como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo y como un signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. Con el crisma consagrado por el obispo son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que reciben la confirmación. Con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo los mismos catecúmenos. Con el óleo de los enfermos éstos son aliviados en sus enfermedades.

Del mismo modo se significa con el santo crisma que los cristianos, insertados por el bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto, han sido sepultados y resucitados con él, participando de su sacerdocio real y profético, y recibiendo por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo que se les da.

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la vida.

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua Santiago, remedia las dolencias del alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.

La materia apta del sacramento es el óleo de las olivas u, oportunamente, otro aceite sacado de plantas.

El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.

La preparación del crisma se puede hacer privadamente antes de su consagración, o bien hacerla el obispo en la misma acción litúrgica.

La consagración del crisma es de competencia exclusiva del obispo.

El óleo de los catecúmenos es bendecido por el obispo, juntamente con lo otros óleos, en la Misa Crismal.

Sin embargo, la facultad de bendecir el óleo de los catecúmenos se concede a los sacerdotes cuando en el bautismo de adultos deben hacer la unción en la correspondiente etapa del catecumenado.

El óleo para la unción de enfermos debe estar bendecido por el obispo o por un sacerdote que por derecho propio o por peculiar concesión de la Santa Sede goce de esta facultad.

Por derecho propio pueden bendecir el óleo de los enfermos:

a) El que por derecho se equipara al obispo diocesano.

b) Cualquier sacerdote, en caso de verdadera necesidad.

 La bendición del óleo de los enfermos y del óleo de los catecúmenos, y la consagración del crisma, ordinariamente se hacen por el obispo el día de Jueves Santo, en la misa propia que se celebra por la mañana.

Si este día el clero y el pueblo no pueden reunirse fácilmente con el obispo, esta bendición puede anticiparse a otro día, cercano a la Pascua, utilizando siempre la misa propia.

La Misa Crismal ha de ser siempre concelebrada. Conviene, pues, que se encuentren sacerdotes de las diferentes regiones de la diócesis. 

La oración de los fieles que tiene formulario propio, está unida a la renovación de las promesas sacerdotales.

Cosas que hay que preparar

Para la bendición de los óleos, además de lo que es necesario para la misa, debe prepararse:

En la sacristía o en otro lugar apto: las vasijas de los óleos; aromas para hacer el crisma, si es que el obispo quiere hacer la mezcla dentro de la acción litúrgica; pan, vino y agua para la misa, que son llevados juntamente con los óleos antes de la preparación de los dones.

En el presbiterio: una mesa para colocar las vasijas de los óleos, dispuesta de tal manera que el pueblo pueda ver y participar bien en toda la acción litúrgica; la sede para el obispo, si la bendición se hace ante el altar.

(Tomado del Misal Romano)

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