El pasado sábado, 6 de diciembre, un grupo de jóvenes de nuestras parroquias de Iria y Padrón pertenecientes a los grupos de Confirmación, acompañados de su párroco Roberto y algunos catequistas, asistimos a la Vigilia de la Inmaculada que la Delegación de Infancia y Juventud, organizó este curso en Vilagarcía de Arousa.
A las cuatro de la tarde, partimos desde Padrón en un autobús rumbo a Vilagarcía, para encontrarnos una hora después en el colegio de las Filipenses con el resto de jóvenes de la diócesis. Allí calentamos motores, hicimos una serie de juegos y nos sentimos en comunión bajo una misma fe. La organización ofreció una serie de talleres. Por decisión mayoritaria de nuestros jóvenes decidimos integrarnos en el de Enredados, impartidos por el Subcomisario de Policía de Vilagarcía de Arosa. Allí se nos habló de la importancia de las nuevas tecnologías, pero también de los riesgos, incluso delitos que pueden cometerse sobre todo a través de internet y de las redes sociales. Se trataba en definitiva de prevenir a nuestros jóvenes ante prácticas que pueden resultar engañosas, moralmente reprobables y legalmente punibles.
A continuación nos unimos a la fiesta del perdón, celebrando el sacramento de la penitencia, en la parroquia vilagarciana de A Nosa Señora da Xunqueira. Al finalizar la celebración del perdón nos dirigimos a la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Arealonga (en el centro de Vilagarcía), donde, presididos por nuestro arzobispo, Don Julián, celebramos la Eucaristía en la Vigilia anticipada de la Inmaculada. Don Julián nos invitó a buscar siempre en nuestra vida la voluntad de Dios, para que, como María, nos convirtiésemos en reflejo del amor y de la misericordia de Aquel que nos ama entrañablemente y que a través de la madre de su Hijo nos Manifiesta que lo que resulta imposible para el hombre no lo es para Dios. Nuestro arzobispo realizó una llamada a dejarnos sorprender por Dios confiando siempre en El, porque el Poderoso puede hacer obras grandes en nosotros si dejamos que visite y entre en nuestras vidas. Un mensaje del todo apropiado para el tiempo de Adviento que estamos celebrando.
Cerca de las doce de la noche, regresamos a Padrón con un sentimiento de satisfacción generalizado. Este encuentro supuso una experiencia que ayudó a nuestros jóvenes a sentirse en contacto con otros que, como ellos, aun en medio de las dificultades, quieren vivir la fe y abrirse al don del Espíritu Santo, que por la confirmación los convertirá en testigos suyos. El párroco y los catequistas también se sintieron interpelados a vivir su compromiso evangelizador a través de la comunión afectiva y efectiva con nuestra iglesia diocesana y nuestro Arzobispo que la preside en la caridad en representación de Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia.
A continuación nos unimos a la fiesta del perdón, celebrando el sacramento de la penitencia, en la parroquia vilagarciana de A Nosa Señora da Xunqueira. Al finalizar la celebración del perdón nos dirigimos a la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Arealonga (en el centro de Vilagarcía), donde, presididos por nuestro arzobispo, Don Julián, celebramos la Eucaristía en la Vigilia anticipada de la Inmaculada. Don Julián nos invitó a buscar siempre en nuestra vida la voluntad de Dios, para que, como María, nos convirtiésemos en reflejo del amor y de la misericordia de Aquel que nos ama entrañablemente y que a través de la madre de su Hijo nos Manifiesta que lo que resulta imposible para el hombre no lo es para Dios. Nuestro arzobispo realizó una llamada a dejarnos sorprender por Dios confiando siempre en El, porque el Poderoso puede hacer obras grandes en nosotros si dejamos que visite y entre en nuestras vidas. Un mensaje del todo apropiado para el tiempo de Adviento que estamos celebrando.
Cerca de las doce de la noche, regresamos a Padrón con un sentimiento de satisfacción generalizado. Este encuentro supuso una experiencia que ayudó a nuestros jóvenes a sentirse en contacto con otros que, como ellos, aun en medio de las dificultades, quieren vivir la fe y abrirse al don del Espíritu Santo, que por la confirmación los convertirá en testigos suyos. El párroco y los catequistas también se sintieron interpelados a vivir su compromiso evangelizador a través de la comunión afectiva y efectiva con nuestra iglesia diocesana y nuestro Arzobispo que la preside en la caridad en representación de Cristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia.
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