Gran concurrencia de personas caracterizó la Fiesta de la Traslatio de Padrón, en conmemoración del traslado del cuerpo del Apóstol Santiago desde Joppe (Palestina) hasta el puerto interior de la Villa Romana de Iria Flavia, llamado del Murdagán, donde se levanta en la actualidad la iglesia parroquial de la capital del Sar, bajo cuyo altar mayor se custodia el Pedrón, antigua ara dedicada al Dios Neptuno. En este, según la tradición, fue amarrada la barca que portaba el sagrado cuerpo apostólico, acompañado de sus discípulos Atanasio y Teodoro. Desde entonces y hasta hoy sobre aquel espacio portuario fueron levantados los sucesivos templos, desde una primera capilla primitiva, pasando por una iglesia románica, otra gótica, hasta la actual, consagrada el año 1867. El Pedrón, junto a otros monumentos, como las peñas o la capilla del Santiaguiño del Monte, han ido configurando a lo largo de los siglos la cultura y la identidad de la Villa de Padrón como “cuna y origen de la tradición jacobea”, sin desmérito, claro está, de la ciudad de Santiago, en cuya catedral se custodia el sepulcro apostólico, meta de peregrinación.
A las siete de la tarde hacía su entrada en la iglesia la corporación municipal bajo mazas, presidida por el alcalde, Antonio Fernández Ángueira, siendo recibida por el párroco Roberto Martínez Díaz. Integraban también esta comitiva los alcaldes de los concellos limítrofes de Dodro y Rois, junto con el concejal compostelano Alvino Vázquez en representación del alcalde de Santiago.
La Misa fue presidida por el Canónigo lectoral de la Basílica Compostelana José Fernández Lago, acompañado de algunos miembros del Cabildo de la Catedral y otros sacerdotes de parroquias vecinas. El Alcalde de Padrón realizó la invocación al Apóstol, en la que se hicieron presentes los principales problemas que atraviesa nuestra sociedad. No faltaron en sus palabras alusiones a “os nosos xóvenes para que, gozando dunha formación á altura dos nosos tempos, poñan todas as súas capacidades ao servicio da construcción dunha sociedade mais xusta e solidaria, asentada sobre os valores auténticos, os que sitúan á persoa e á súa dignidade no centro de interese de calquera realización. Sen dúbida nestes momentos a mocidade olla preocupada cara o futuro, precisando que o país que os viu medrar e consolidarse lles ofreza posibilidades de emprender proxectos estables”.
Antonio Fernández pidió también en su invocación “polas persoas que viven na pobreza, polas familias necesitadas e polos nosos maiores, para que mediante as políticas sociais mais axeitadas e coa axuda e solidariedade de tódolos cidadáns acaden os medios para restablecer as súas vidas coa dignidade que lles pertence”.
Por su parte, José Fernández Lago, en respuesta al oferente, acogiendo la profunda inquietud por los momentos actuales, pidió la ayuda del Apóstol para “afronta-la crise que estamos a pasar, unhacrise que quebranta a vida de moitas familias. O feito de non ter traballo, e o de ter que facerlle fronte á vida en situacións de penuria económica, provoca amargura e disensións no seo da institución familiar”.
Recordó el canónigo compostelano que, precisamente se celebraba contemporáneamente a la conmemoración de la Traslatio la fiesta de la Sagrada Familia, afirmando que la familia “ten como finalidades o bo entendemento entre os esposos, a resposta sensata ó seu atractivo natural, e, sobre todo, o nacemento e crecemento dos fillos nun ámbito que ofreza as condicións mais axeitadas, un estado de cousas propicio para a formación humana, cristiá e intelectual dos fillos, para facer deles na nosa sociedade un fermento de bos cidadáns, cheos de virtudes cristiás”.
Al final de la Misa todos los presentes tuvieron la oportunidad de besar una reliquia del Apóstol Santiago. Se trata de un pequeño hueso expuesto en un relicario que fue regalado a la parroquia de Padrón por el Cardenal compostelano Miguel Payá y Rico a finales del siglo XIX. Fue precisamente durante el pontificado de este prelado cuando se produjo el descubrimiento de las reliquias del Apóstol, ocultas desde más de dos siglos antes por temor a los ataques ingleses y también cuando en 1877 fue creada la parroquia de Padrón, independiente de la de Iria Flavia a cuya jurisdicción eclesiástica pertenecía hasta entonces.
A las siete de la tarde hacía su entrada en la iglesia la corporación municipal bajo mazas, presidida por el alcalde, Antonio Fernández Ángueira, siendo recibida por el párroco Roberto Martínez Díaz. Integraban también esta comitiva los alcaldes de los concellos limítrofes de Dodro y Rois, junto con el concejal compostelano Alvino Vázquez en representación del alcalde de Santiago.
La Misa fue presidida por el Canónigo lectoral de la Basílica Compostelana José Fernández Lago, acompañado de algunos miembros del Cabildo de la Catedral y otros sacerdotes de parroquias vecinas. El Alcalde de Padrón realizó la invocación al Apóstol, en la que se hicieron presentes los principales problemas que atraviesa nuestra sociedad. No faltaron en sus palabras alusiones a “os nosos xóvenes para que, gozando dunha formación á altura dos nosos tempos, poñan todas as súas capacidades ao servicio da construcción dunha sociedade mais xusta e solidaria, asentada sobre os valores auténticos, os que sitúan á persoa e á súa dignidade no centro de interese de calquera realización. Sen dúbida nestes momentos a mocidade olla preocupada cara o futuro, precisando que o país que os viu medrar e consolidarse lles ofreza posibilidades de emprender proxectos estables”.
Antonio Fernández pidió también en su invocación “polas persoas que viven na pobreza, polas familias necesitadas e polos nosos maiores, para que mediante as políticas sociais mais axeitadas e coa axuda e solidariedade de tódolos cidadáns acaden os medios para restablecer as súas vidas coa dignidade que lles pertence”.
Por su parte, José Fernández Lago, en respuesta al oferente, acogiendo la profunda inquietud por los momentos actuales, pidió la ayuda del Apóstol para “afronta-la crise que estamos a pasar, unhacrise que quebranta a vida de moitas familias. O feito de non ter traballo, e o de ter que facerlle fronte á vida en situacións de penuria económica, provoca amargura e disensións no seo da institución familiar”.
Recordó el canónigo compostelano que, precisamente se celebraba contemporáneamente a la conmemoración de la Traslatio la fiesta de la Sagrada Familia, afirmando que la familia “ten como finalidades o bo entendemento entre os esposos, a resposta sensata ó seu atractivo natural, e, sobre todo, o nacemento e crecemento dos fillos nun ámbito que ofreza as condicións mais axeitadas, un estado de cousas propicio para a formación humana, cristiá e intelectual dos fillos, para facer deles na nosa sociedade un fermento de bos cidadáns, cheos de virtudes cristiás”.
Al final de la Misa todos los presentes tuvieron la oportunidad de besar una reliquia del Apóstol Santiago. Se trata de un pequeño hueso expuesto en un relicario que fue regalado a la parroquia de Padrón por el Cardenal compostelano Miguel Payá y Rico a finales del siglo XIX. Fue precisamente durante el pontificado de este prelado cuando se produjo el descubrimiento de las reliquias del Apóstol, ocultas desde más de dos siglos antes por temor a los ataques ingleses y también cuando en 1877 fue creada la parroquia de Padrón, independiente de la de Iria Flavia a cuya jurisdicción eclesiástica pertenecía hasta entonces.
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