Muy cerca del Santuario de la Natividad en Belén, Palestina, existe un lugar de peregrinación poco conocido pero al cual acuden parejas que desean implorar a Dios el don de la maternidad o ayuda en alguna complicación relacionada con ella. Se trata de la Gruta de la Leche, donde se conserva una gruta "de forma irregular, excavada en roca blanca y tierna", según describe la Custodia de Tierra Santa.
La tradición cuenta que en este lugar la Sagrada Familia se detuvo a descansar en su huida a Egipto y que sobre una de las rocas cayó accidentalmente una gota de la leche de la Santísima Virgen mientras amamantaba al Niño Jesús. La roca se volvió blanca al contacto con la leche de la Madre de Dios y el lugar se convirtió en destino de peregrinaciones.
La Capilla es visitado por las mujeres locales, incluso no creyentes, para pedir la abundancia de leche para alimentar a sus hijos y por parejas que buscan sin éxito tener hijos y piden este favor especial a la Santísima Virgen. En el lugar se preservan restos del antiguo pavimento de mosaicos del templo bizantino y una tumba excavada en la roca por los cruzados. La Gruta fue objeto de una restauración y limpieza en el año 2007.
