La Iglesia existe para evangelizar, esto es, para llevar la Buena Noticia a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad. (DGC 46)
Una vez que las personas deciden ser cristianos (una vez que en ellos existe una fe inicial, una primera conversión), la primera institución encargada de transmitir y enseñar esta buena noticia es la catequesis. Por eso no puede faltar la catequesis en ninguna parroquia. Sin catequesis no podríamos conocer a Jesús, que es el camino, la verdad y la vida.
Al ser la catequesis una actividad tan común en la Iglesia, a veces, los personalismos, la falta de información y de formación, la limitación de medios materiales y humanos, etc. producen unos modelos de catequesis dispares. Así nos quejamos de que en esta parroquia se hace la catequesis de este modo y en la vecina de modo distinto.
No obstante, la Iglesia se hace permanentemente la pregunta: para el hombre de nuestro tiempo, ¿qué catequesis tenemos que organizar? Por eso salen permanentemente documentos oficiales que proponen un determinado modelo de catequesis, respetando la peculiaridad de cada lugar. A continuación explicamos lo que entiende hoy la Iglesia, por la gran tarea de la catequesis.
QUÉ ES LA CATEQUESIS
Hay muchos modos y maneras de definir la catequesis. Nosotros vamos a hacerlo gradualmente.
- Hasta ahora ya hemos dado una definición muy simple: “Catequesis es transmitir y enseñar la buena noticia (el Evangelio)”. Pero es importante seguir matizando…
- Una segunda aproximación a lo que es la catequesis… nos vamos a fijar en la definición de catequesis que hicieron los obispos españoles hace unos años:
Es la etapa (o período intensivo) del proceso evangelizador, en la que se capacita básicamente a los cristianos para entender, celebrar y vivir el Evangelio del Reino al que han dado su adhesión, y para participar activamente en la realización de la comunidad eclesial y en el anuncio y difusión del Evangelio.
Esta formación cristiana -integral y fundamental- tiene como meta la confesión de fe.
Explicado de otra manera: por un lado están las cosas que pasan, la vida… lo que acontece a nuestro alrededor. Por otro, la Palabra de Dios, el Evangelio que es luz y camino y vida.
En el interior de cada persona ponemos en contacto y relacionamos esas dos realidades, contrastamos lo que dice Dios y lo que hacemos y pensamos las personas… Si logramos “meter” la Palabra de Dios dentro de nuestra vida, para transformar nuestra conducta, descubrir nuevos caminos, etc… habremos hecho catequesis.
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