En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta donde reside, el Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de vencer la rigidez y la testarudez para abrir el corazón a la misericordia de Dios.
Antes de dirigirse a las sesiones del Sínodo, el Santo Padre celebró la Eucaristía en la que meditó en la primera lectura, tomada del libro de Jonás, sobre la ciudad de Nínive que se convirtió gracias a la predicación del profeta.
Jonás no comprende la misericordia del Señor y le reclama. Su historia, explica el Pontífice, puede comprenderse en tres capítulos: el primero “es la resistencia a la misión que el Señor le confía”, el segundo “es la obediencia y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios y Nínive se convierte” y el tercero es “la resistencia a la misericordia de Dios”.
Francisco dijo luego que Jonás se rebela a Dios: “esas palabras, ‘Señor, ¿no era tal vez esto que decía cuando estaba en mi país? Porque tú eres un Dios misericordioso y piadoso’ y yo he hecho todo el trabajo de predicar, he hecho mi labor bien hecha, ¿y tú los perdonas? Es el corazón con aquella dureza que no deja entrar la misericordia de Dios.
Es más importante mi prédica, son más importantes mis pensamientos, es más importante todo ese elenco de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, (es más importante) que la misericordia de Dios”.
“Y este drama también Jesús lo ha vivido con los doctores de la ley que no entendían por qué él no dejó lapidar a la mujer adúltera, como Él cenaba con los publicanos y pecadores: no entendían. No entendían la misericordia. ‘Tú eres misericordioso y piadoso’”. En el salmo de hoy, dice el Papa, se alienta a “esperar al Señor porque con el Señor está la misericordia y grande es con Él la redención”.
El Papa destacó luego que “donde está el Señor está la misericordia. Y San Ambrosio añadía: ‘y donde está la rigidez están sus ministros’. La testarudez que desafía a la misión, que desafía la misericordia”.
“Cercanos al Año de la Misericordia, recemos al Señor para que nos haga entender su corazón, lo que significa la ‘misericordia’, lo que quiere decir cuando Él dice: ‘¡misericordia quiero y no sacrificio! Y por esto, en la oración colecta de la Misa hemos rezado con aquella frase muy bella: ‘infunde en nosotros tu misericordia’ porque solo se entiende la misericordia de Dios cuando se derrama sobre nosotros, sobre nuestros pecados, sobre nuestras miserias”, concluyó el Papa.
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