Palestina es una estrecha franja de tierra situada en Asia occidental. Está enmarcada entre los montes del Líbano y del Antilíbano al norte; el área del desierto del Negueb al sur; el Mediterráneo al oeste y el desierto de Siria al este.
El primer texto que nos habla de la "tierra prometida" es Gen 12, 1. Después de haber prometido a Abrahán una descendencia numerosa, el Señor le garantiza un país para que la posteridad pueda ocuparlo. La tierra es entregada en función de la descendencia.
Esta última tendrá que convertirse en el pueblo del Señor, el elegido. Un descendiente de este pueblo, el Hijo de David, será el Mesías de Israel, el Emmanuel.
El sentido de tierra, de una geografía para un pueblo, según los textos bíblicos, es muy profundo. El Señor es el que crea el universo y es su soberano y su propietario: toda la tierra le pertenece. Él distribuye el territorio a los pueblos. La tierra de Canaán, la tierra prometida, es morada del Altísimo, su herencia (Sal 79). Israel sólo dispone de su usufructo para cumplir la misión que Dios le ha confiado.
PALESTINA, CANAÁN, ISRAEL, TIERRA SANTA
El nombre de Palestina, de "filisteos", aparece por primera vez como adjetivo y como sustantivo en Herodoto (s. V a.C.) y es introducido como denominación oficial de la provincia siro-filistea por los romanos tras la rebelión judía (132-135 d.C.). Como el país estaba habitado por los cananeos antes de ser ocupado por Josué, otro nombre ocurrente es la tierra de Canaán. La tercera denominación Israel, es asumida por el patriarca Jacob, el cual, después de haber luchado con Dios en el vado de Yacob, recibe este nombre de él. Su etimología es explicada por el mismo autor sagrado: "Te has peleado con Dios" (Gen 32, 23-31). Tierra Santa es una denominación más moderna empleada por los cruzados. Indica la porción de tierra donde ocurrieron los acontecimientos de salvación narrados por los evangelios.
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