El evangelio de la Sagrada Familia nos presenta un momento clave de la infancia de Jesús: su presencia en el templo, rodeado de maestros, dialogando sobre la Ley de Dios. Además, este pasaje de Lucas nos pinta una escena muy humana de la vida de la Sagrada Familia. Es una historia que nos habla de las emociones tan normales de una familia: la angustia de María y José al no encontrar a Jesús, su alivio al hallarlo, y hasta la sorpresa por su respuesta. Jesús, a sus doce años, ya deja entrever su conciencia sobre su identidad y misión divina cuando dice que "debía estar en la casa de su Padre". Pero fíjate, aunque Jesús sabe que su lugar está en las cosas del Padre, también regresa con María y José a Nazaret y vive obedeciéndolos. Aquí hay una lección preciosa de equilibrio entre lo humano y lo divino: Jesús nos muestra cómo vivir plenamente nuestra relación con Dios sin descuidar nuestras responsabilidades con los demás.
La Sagrada Familia no es un modelo de perfección inalcanzable, sino un ejemplo de amor y fe en medio de las situaciones cotidianas. ¿Qué tal si tomamos este domingo para mirar a nuestras familias con gratitud y para renovar nuestra confianza en Dios, incluso cuando las cosas no salen como esperamos?
La Sagrada Familia no es un modelo de perfección inalcanzable, sino un ejemplo de amor y fe en medio de las situaciones cotidianas. ¿Qué tal si tomamos este domingo para mirar a nuestras familias con gratitud y para renovar nuestra confianza en Dios, incluso cuando las cosas no salen como esperamos?
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