domingo, 9 de junio de 2024

Domingo X del Tiempo Ordinario

En la lectura del Evangelio según Marcos que se presenta este domingo, nos encontramos con una escena que desafía las expectativas tradicionales sobre la identidad y la misión de Jesús. En medio de un entorno donde incluso su familia duda de su cordura, Jesús no solo rechaza las acusaciones de colaborar con fuerzas demoníacas, sino que redefine la idea de comunidad y familia. Su afirmación de que "el que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre" es radical y revolucionaria. Jesús no se define por lazos de sangre, sino por la adhesión a la voluntad divina. Esta enseñanza es una invitación a considerar las relaciones espirituales como fundamentales, un llamado a reconocer en cada acto de obediencia a Dios la formación de una verdadera familia espiritual.

Este pasaje también nos enfrenta al duro mensaje sobre el pecado contra el Espíritu Santo, un tema que ha confundido y preocupado a muchos a lo largo de los siglos. Jesús lo menciona en el contexto de acusaciones graves contra su persona, donde se le atribuyen sus milagros a poderes demoníacos. Aquí, el pecado imperdonable se describe como un rechazo tan profundo de la evidencia de la obra de Dios que se llega a atribuir esa obra al mal. Este es un llamado a la introspección y al discernimiento, a asegurarnos de que nuestro corazón esté abierto a reconocer y recibir la verdad de Dios, sin prejuicios ni ceguera espiritual. En un mundo que valora el diálogo y rechaza la imposición, la figura de Jesús nos desafía a ser auténticos y coherentes en nuestra fe, dispuestos a dialogar sinceramente sobre nuestras creencias y a vivir de acuerdo con ellas en una comunidad que trasciende los lazos convencionales para enraizarse en lo divino.

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