martes, 16 de septiembre de 2025

Domingo 25º del Tiempo Ordinario, C

El evangelio de este domingo no aprueba la trampa del administrador infiel; Jesús alaba su astucia: supo reaccionar con decisión ante una crisis para asegurar su futuro. Esa comparación nos interpela: ¿somos igual de creativos y diligentes para el bien? El Señor nos enseña a usar los bienes de este mundo —limitados y frágiles— como medios al servicio del amor: “ganen amigos con el dinero injusto”, es decir, conviertan lo material en obras de misericordia, justicia y solidaridad que abran las puertas de la vida eterna. Cuando compartimos, perdonamos deudas, cuidamos a los más débiles y administramos con rectitud el tiempo, el dinero y los talentos, los transformamos en tesoros que no se pierden.


La segunda enseñanza es la fidelidad en lo pequeño y la definición del corazón: “no pueden servir a Dios y al dinero”. Lo material es bueno cuando sirve al Reino; se vuelve ídolo cuando ocupa el primer lugar. El discípulo elige a Dios como único Señor y, por eso, vive con coherencia: honrado en lo cotidiano, transparente en sus cuentas, sobrio en su estilo de vida, comprometido con el bien común. Pidamos la gracia de un corazón indiviso, capaz de preferir siempre a las personas sobre las cosas y de administrar lo que tenemos —en casa, en el trabajo, en la comunidad— con la prudencia del Evangelio, para que nuestros bienes hablen de nuestra fe y nuestra fe configure el uso de nuestros bienes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario