sábado, 20 de abril de 2024

IV Domingo de Pascua B

El cuarto domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, nos ofrece una imagen de Jesús, que se identifica a sí mismo como el pastor que sacrifica su vida por el bienestar de sus ovejas. En el Evangelio de hoy, se nos invita a reflexionar sobre la entrega absoluta de Jesús por amor a la humanidad, un amor que va más allá del simple deber y que se manifiesta en un compromiso total con aquellos a quienes ama. ¿Qué entendemos por dar la vida? Uno se desvive, da su vida, cuando es capaz de vivir la entrega a los demás, a través del cuidado, la ternura, el amor, la cercanía, la presencia física junto a los otros.
En el Domingo del Buen Pastor, coloca la Iglesia la jornada mundial de Oración por las vocaciones. Una nueva invitación a sensibilizarnos ante el problema de la escasez de las mismas, y recordar nuestra obligación de rezar por ellas. Lo que cambia el corazón de las personas y nos convierte no son solo las palabras, las ideas o las razones, sino la escucha de la voz del Buen Pastor y la confianza plena en Él, una escucha en la que continuamente nos está haciendo una invitación a ser misericordiosos como Él lo fue.


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