En este VI Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B, reflexionamos sobre el pasaje de Marcos 1, 40-45, donde Jesús cura a un leproso, un acto que trasciende las barreras de la exclusión social y religiosa de la época. Este evento nos invita a mirar más allá de las leyes y costumbres que segregan y a reconocer la dignidad intrínseca de cada persona, independientemente de su estado físico o social. En la sociedad actual, seguimos enfrentándonos a formas de "lepra" que marginan a individuos y grupos, desafiándonos a actuar con compasión y justicia. Jesús, con su gesto de curación y acogida, nos enseña que la inclusión y el cuidado de los marginados son fundamentales para la construcción del Reino de Dios.
Este domingo, además, celebramos el Domingo de Manos Unidas, una ocasión para recordar la importancia de la solidaridad y el compromiso con los más necesitados. La misa en nuestra parroquia, presidida por el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons Prieto, resalta la convocatoria a vivir nuestra fe en acciones concretas de amor y servicio. En este contexto, la historia de la curación del leproso por Jesús cobra un significado especial, recordándonos que cada gesto de amor y cada paso hacia la inclusión son esenciales para reflejar el rostro misericordioso de Dios en el mundo.
Este domingo, además, celebramos el Domingo de Manos Unidas, una ocasión para recordar la importancia de la solidaridad y el compromiso con los más necesitados. La misa en nuestra parroquia, presidida por el Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons Prieto, resalta la convocatoria a vivir nuestra fe en acciones concretas de amor y servicio. En este contexto, la historia de la curación del leproso por Jesús cobra un significado especial, recordándonos que cada gesto de amor y cada paso hacia la inclusión son esenciales para reflejar el rostro misericordioso de Dios en el mundo.
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