viernes, 27 de diciembre de 2024

Domingo de la Sagrada Familia

El evangelio de la Sagrada Familia nos presenta un momento clave de la infancia de Jesús: su presencia en el templo, rodeado de maestros, dialogando sobre la Ley de Dios. Además, este pasaje de Lucas nos pinta una escena muy humana de la vida de la Sagrada Familia. Es una historia que nos habla de las emociones tan normales de una familia: la angustia de María y José al no encontrar a Jesús, su alivio al hallarlo, y hasta la sorpresa por su respuesta. Jesús, a sus doce años, ya deja entrever su conciencia sobre su identidad y misión divina cuando dice que "debía estar en la casa de su Padre". Pero fíjate, aunque Jesús sabe que su lugar está en las cosas del Padre, también regresa con María y José a Nazaret y vive obedeciéndolos. Aquí hay una lección preciosa de equilibrio entre lo humano y lo divino: Jesús nos muestra cómo vivir plenamente nuestra relación con Dios sin descuidar nuestras responsabilidades con los demás.

La Sagrada Familia no es un modelo de perfección inalcanzable, sino un ejemplo de amor y fe en medio de las situaciones cotidianas. ¿Qué tal si tomamos este domingo para mirar a nuestras familias con gratitud y para renovar nuestra confianza en Dios, incluso cuando las cosas no salen como esperamos?

Pasatiempos para el Domingo de la Sagrada Familia

 
Aquí las soluciones:  
 



martes, 24 de diciembre de 2024

¡Feliz Navidad!

Hoy celebramos el misterio más grande: Dios se hace hombre para salvarnos. El Evangelio de Juan nos lleva al principio de todo, cuando "la Palabra estaba junto a Dios". Esa misma Palabra, que creó el universo, eligió hacerse carne, nacer en la humildad de un pesebre y vivir entre nosotros. Jesús no vino envuelto en poder ni gloria humana, sino en la sencillez que desarma nuestras expectativas, porque su luz no busca deslumbrar, sino iluminar el corazón. En medio de la tiniebla de este mundo, Él es la luz verdadera que nos ofrece vida, una vida que solo se comprende al experimentar su amor.

Y lo más impresionante: esa luz no se impone, sino que espera ser recibida. A quienes le abren su corazón, les regala el privilegio de ser hijos de Dios. Esto no depende de lo que hagamos o merezcamos, sino de creer en Él, de confiar en su amor. Hoy, en la Natividad, contemplamos a ese Dios que no se queda lejos ni indiferente, sino que "acampa entre nosotros". En todos los momentos de nuestra vida Dios está presente. Este Jesús recién nacido nos invita a acogerlo, a dejar que su gracia transforme nuestras vidas y a caminar siempre iluminados por su verdad. ¿Te animas a dejarlo entrar hoy?

domingo, 15 de diciembre de 2024

III Domingo de Adviento C


El evangelio de este domingo nos coloca frente a una de las preguntas más profundas y directas que podemos hacerle a Dios: "¿Entonces, qué hacemos?". Es una cuestión que brota del corazón inquieto de quienes buscan vivir conforme a la voluntad de Dios. Juan el Bautista no se anda con rodeos: su respuesta es práctica, concreta y profundamente exigente. Compartir con los que no tienen, ser justos en los tratos económicos y no aprovecharse de los demás son actitudes que reflejan la esencia del Reino de Dios. En palabras de Juan, no hay espacio para excusas: cada uno, desde su lugar, puede y debe vivir de manera coherente con la fe. Esta invitación nos recuerda que la conversión no es solo un cambio interno, sino también una transformación visible en nuestras acciones cotidianas.

Sin embargo, el mensaje de Juan no se queda en la ética: apunta a algo más grande. Él se define como el precursor, el que prepara el camino para el verdadero Salvador. Su bautismo es solo un signo de conversión, pero anuncia a quien bautizará "con Espíritu Santo y fuego". Esa referencia al fuego puede sonar inquietante, pero es un símbolo de purificación y fuerza. Jesús, a quien Juan señala, no solo viene a marcar normas, sino a transformar los corazones con el poder del Espíritu. Este evangelio nos interpela a preguntarnos cómo estamos viviendo esa expectativa del Mesías y nos invita a renovar nuestra esperanza en Aquel que no solo cambia nuestras acciones, sino que también transforma nuestra vida desde lo más profundo.

sábado, 30 de noviembre de 2024

I Domingo de Adviento, C

 El Primer Domingo de Adviento inaugura un tiempo de esperanza y vigilancia, en el que somos invitados a contemplar la venida del Señor con ojos de fe. El Evangelio de Lucas nos presenta una escena cargada de símbolos apocalípticos, pero lejos de infundir miedo, Jesús nos llama a levantar la cabeza y a mantenernos firmes, recordándonos que nuestra liberación está cerca. Este mensaje es profundamente esperanzador: ante las dificultades y angustias que podamos experimentar en la vida, Dios se hace presente como la fuente de nuestra redención y nuestra fortaleza. Adviento, por tanto, es una invitación a descubrir la cercanía de Dios en medio de los desafíos del mundo.

Sin embargo, Jesús nos advierte sobre el peligro de la distracción y la tibieza espiritual. Las "inquietudes de la vida" y la superficialidad pueden embotar nuestro corazón y alejarnos del propósito verdadero de nuestra existencia: vivir en comunión con Dios y con los demás. Por eso, este tiempo es también un llamado a la vigilancia activa y a la oración constante, para que nuestra vida esté alineada con el Reino de Dios. En este Adviento, cultivemos un corazón despierto y abierto al encuentro con el Señor, renovemos nuestra fe y vivamos con esperanza, sabiendo que el Hijo del Hombre viene con poder y gloria para restaurar todas las cosas.

viernes, 22 de noviembre de 2024

Jesucristo, rey del Universo

El diálogo entre Jesús y Pilato nos introduce en el misterio del reino de Cristo, que no se fundamenta en los parámetros de este mundo. Cuando Jesús afirma que su reino "no es de este mundo", no está negando su realeza, sino señalando que su poder no es terrenal ni político, sino espiritual y eterno. Su autoridad no se ejerce con fuerza ni violencia, sino con el testimonio de la verdad, un testimonio que revela el amor de Dios y la dignidad de cada ser humano. En un mundo acostumbrado a reinos de opresión y dominio, Jesús redefine lo que significa ser rey: servir, amar y entregar la vida por los demás.

Celebrar a Cristo como Rey del Universo nos desafía a vivir como ciudadanos de su reino, guiados por los valores de justicia, paz, verdad y misericordia. Su trono es la cruz, y su victoria es el amor que vence al pecado y la muerte. En esta solemnidad, estamos llamados a preguntarnos si Cristo reina verdaderamente en nuestra vida. Reconocerlo como nuestro Rey no es solo un acto de fe, sino un compromiso concreto para construir su reino aquí y ahora, siendo testigos de la verdad en nuestras palabras, acciones y decisiones cotidianas.

Hoy, mientras proclamamos a Cristo como Rey del Universo, preguntémonos: ¿Es Él el rey de nuestro corazón? ¿Vivimos como ciudadanos de su reino, sembrando amor y verdad en nuestras familias, comunidades y en el mundo?

Pasatiempos Domingo Jesucristo, Rey del Universo


Aquí las soluciones:

 




viernes, 15 de noviembre de 2024

¡Gracias por hacerlo posible!

El pasado 27 de octubre, en la Iglesia celebramos el Día del Domund. El Domund es el día en que, de un modo especial, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones de todo el mundo.
 
Queremos agradecer de corazón a todas las personas que colaboraron desde las parroquias de la Unidad Pastoral de Padrón. ¡Gracias a vuestra generosidad, hemos logrado recaudar un total de 1.927,25 € para esta noble causa! 
 
Estos recursos ayudarán a llevar esperanza, amor y el mensaje de Cristo a los rincones más necesitados de nuestro planeta. 
 
Recuerda que aún puedes seguir colaborando rezando por los misioneros que entregan su vida al servicio de los demás.
 
¡Sigamos siendo una Iglesia en salida, comprometida y misionera!
 

 

sábado, 9 de noviembre de 2024

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario, B

 El evangelio de este domingo nos presenta una de esas escenas en las que Jesús desenmascara las apariencias y va directo al corazón. Nos invita a fijarnos no solo en lo que se da, sino en cómo y desde dónde se da. Los escribas, tan pendientes de la imagen y del estatus, han olvidado la esencia de la fe: servir, no servirse. La viuda, por otro lado, da desde la generosidad pura, sin reservas ni necesidad de ser vista. Con ese pequeño acto, ella nos enseña que Dios ve más allá de lo que el mundo considera importante y valora la entrega sincera.

Jesús aprovecha esta escena para hacernos reflexionar sobre nuestras propias motivaciones y nuestra relación con lo material. Muchas veces damos lo que nos sobra, como si eso bastara para cumplir, pero nos cuesta ofrecer desde el corazón. La viuda nos inspira a confiar y dar lo mejor de nosotros, aunque parezca poco, porque para Dios, no se trata de la cantidad, sino del amor y la entrega con los que compartimos. ¿Y tú, qué estás dispuesto a dar, incluso en tu necesidad?

Pasatiempos XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, B

 

 

Ahora las soluciones:



 

sábado, 2 de noviembre de 2024

Domingo XXXI del TO B

Este Evangelio nos recuerda que el amor es el centro de la vida cristiana, y Jesús lo sintetiza en dos mandamientos inseparables: amar a Dios con toda el alma, el corazón y las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo. Cuando el escriba, un experto en la Ley, escucha esta respuesta, queda impresionado, no porque sea una novedad en sí, sino porque Jesús coloca estos dos mandamientos en igualdad de importancia y en una relación indisoluble. Amar a Dios y amar al prójimo no son actos separados, sino que juntos conforman la esencia de una vida verdaderamente cristiana. Jesús, con su vida y sus palabras, nos enseña que este amor no se reduce a palabras o a sacrificios externos, sino que implica una conversión profunda del corazón. Este mensaje, que escuchamos desde pequeños, es siempre un reto porque nos exige una coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, y nos impulsa a vivir cada día con sinceridad y autenticidad.

El mensaje de Jesús también nos interpela sobre cómo vivimos nuestro amor en lo cotidiano. El amor a Dios y al prójimo es algo práctico, tangible, y se concreta en gestos, palabras y en la forma en que tratamos a quienes nos rodean, especialmente a los más necesitados. Como cristianos, somos llamados a ser instrumentos de este amor y a vivirlo con paciencia, sin caer en una rutina superficial o en acciones que no reflejen una verdadera conversión interior. La Eucaristía y el Espíritu Santo son nuestros medios para sostenernos en este camino, fortaleciendo nuestra fe y dándonos el impulso para crecer en madurez espiritual. Así, como seguidores de Jesús, estamos invitados a seguir su ejemplo con humildad, constancia y entrega, buscando hacer del amor una verdadera unidad entre Dios y los hermanos.

Pasatiempos XXXI del Tiempo Ordinario, B

 


Y ahora las soluciones:


sábado, 26 de octubre de 2024

Domingo 30º del Tiempo Ordinario, B

En este pasaje de Marcos, la figura de Bartimeo nos invita a reflexionar sobre la fe que no se rinde frente a la adversidad. Su ceguera simboliza no solo la falta de visión física, sino también las oscuridades y obstáculos que pueden limitar nuestro propio camino espiritual. Bartimeo, al reconocer en Jesús al "Hijo de David", muestra una fe profunda, una certeza que lo impulsa a clamar con insistencia, sin dejarse silenciar por aquellos que intentan disuadirlo. Su grito desesperado es un acto de confianza y humildad, que revela el anhelo de un encuentro con aquel que puede transformar su vida.

El diálogo que Jesús mantiene con Bartimeo es revelador, pues el Señor le pregunta: "¿Qué quieres que haga por ti?". A través de esta pregunta, Jesús respeta la libertad y el deseo profundo del hombre, animándolo a expresar su necesidad. Bartimeo, por su parte, pide ver, y su petición se convierte en una súplica universal que trasciende lo físico, señalando el anhelo humano de claridad y comprensión en medio de la vida. Así, al recobrar la vista, Bartimeo no solo queda sanado, sino que decide seguir a Jesús. ¿Cuántas veces, como Bartimeo, buscamos en nuestra vida la luz para poder discernir mejor nuestro camino y nuestra relación con Dios?

 

sábado, 19 de octubre de 2024

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario B

Este pasaje del Evangelio de Marcos nos revela una enseñanza clave sobre el auténtico discipulado en el seguimiento de Jesús. Santiago y Juan, impulsados por el deseo de reconocimiento y poder, piden ocupar los lugares de honor en la gloria del Señor, lo que refleja una comprensión equivocada de su misión. Jesús, sin condenar su ambición, les recuerda que seguirle implica compartir su destino, un destino de entrega total y sacrificio. La referencia al "cáliz" y al "bautismo" alude a su pasión y muerte, un camino que los discípulos también deberán recorrer si quieren ser verdaderamente grandes en el Reino de Dios. La gloria, en el Reino de Jesús, no se alcanza mediante el poder o el privilegio, sino a través del servicio y la disposición a dar la vida por los demás.

Jesús aprovecha la ocasión para instruir a todos sus discípulos sobre el verdadero liderazgo. En contraposición al modelo de poder terrenal, basado en la dominación y la opresión, el Maestro propone un liderazgo que surge desde el servicio y la humildad. "El que quiera ser grande, sea servidor" es una frase revolucionaria en su contexto cultural y lo sigue siendo hoy en día. El Hijo del Hombre, modelo supremo del amor y del servicio, ha venido a entregar su vida por la humanidad. Este acto de entrega total es el que da sentido a su misión y es también la invitación para cada cristiano: vivir desde el servicio, renunciando al egoísmo y al deseo de grandeza, para encontrar en el sacrificio la verdadera grandeza del Reino de Dios. ¿Estás dispuesto tú también a seguir a Jesús por el camino del servicio y la entrega?