El tercer domingo de Adviento proclama ya la cercanía de la venida del Señor y nos invita a la alegría por la noticia (Tercer Domingo de Adviento = Gaudete = Alegría). Se apunta ya a la próxima celebración de la venida del Señor, es decir, la llegada es inminente, el Señor está próximo. Aunque el apóstol Santiago nos haga una llamada a la paciencia, sentimos ya cercano al Señor, y esto nos da pié para acelerar nuestra preparación y disponernos para su venida.
El evangelio nos presenta las dudas de Juan sobre Jesús. Juan sabía que Jesús era el enviado de Dios, el prometido de los profetas, aquel a quien Él tenía que anunciar como el precursor. Pero lo que estaba viendo que Jesús hacía y decía no coincidía con la idea de lo que Jesús debía hacer. Jesús no se comportaba como ellos pensaban que tenía que ser el Mesías.
Jesús responde a Juan con citas del Antiguo Testamento que anunciaban la realización de la justicia, la misericordia y la felicidad. Jesús toma partido decididamente por los pobres, los humildes, los sencillos, los necesitados, los de corazón abierto, los pacíficos, los misericordiosos.
Estas palabras también deben resonar en nuestro corazón, si el nuestro no es pobre, sencillo, humilde, necesitado y misericordioso, difícilmente va a nacer en él Jesús. Juan ante la duda se atrevió a preguntar a Jesús si Él era el Mesías, ¿me atreveré yo a preguntárselo?
El evangelio nos presenta las dudas de Juan sobre Jesús. Juan sabía que Jesús era el enviado de Dios, el prometido de los profetas, aquel a quien Él tenía que anunciar como el precursor. Pero lo que estaba viendo que Jesús hacía y decía no coincidía con la idea de lo que Jesús debía hacer. Jesús no se comportaba como ellos pensaban que tenía que ser el Mesías.
Jesús responde a Juan con citas del Antiguo Testamento que anunciaban la realización de la justicia, la misericordia y la felicidad. Jesús toma partido decididamente por los pobres, los humildes, los sencillos, los necesitados, los de corazón abierto, los pacíficos, los misericordiosos.
Estas palabras también deben resonar en nuestro corazón, si el nuestro no es pobre, sencillo, humilde, necesitado y misericordioso, difícilmente va a nacer en él Jesús. Juan ante la duda se atrevió a preguntar a Jesús si Él era el Mesías, ¿me atreveré yo a preguntárselo?
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