La Cruz, por otra parte, nos hace presentes a los crucificados de hoy: los pobres, los enfermos, los parados que buscan trabajo con desesperación, los detenidos justa o injustamente, los que padecen soledad, los que viven sin fe... Todos ellos son para nosotros un reclamo. Jesucristo los quiere resucitados con Él y solicita nuestra colaboración para realizar esta resurrección en el mundo. Trabajar por el que sufre es desclavar a Jesucristo de la cruz y nadie puede rehuir el realizar esta obra de amor.
Y hoy, en este día especial en el que conmemoramos la recuperación de la Santa Cruz por parte de los cristianos, podríamos pedirle a María que nos acompañe a cargar nuestra cruz. Es ella quien acompañó a Jesús a cada paso, sin dudar, guardando en su corazón un inmenso sufrimiento. Entonces, quién mejor que ella para acompañarnos en nuestro sacrificio diario, con nuestras mini cruces, o con las cruces grandes que marcan nuestras vidas.
Madre, acompáñanos en nuestro día a día, en nuestros sacrificios, para que sepamos vivirlos con amor, y veamos en esas cruces el rostro de tu Hijo, nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario