Según el Catecismo, los sacramentales “son signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se significan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia”. Si bien la fe de la Iglesia impregna en estos elementos comunes (agua, sal, cruces, iconos, medallas, etc.) una bendición que es eficaz en sí misma, sólo actúan por la devoción del que los recibe.
Los sacramentales fueron instituidos por la Iglesia y obran en razón de la Iglesia (es lo que se dice que actúan ex opere operantis), a diferencia de los sacramentos, que fueron instituidos por Cristo y producen efecto por su propia virtud (ex opere operato).
Cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, lo que estamos haciendo es acogernos a la misericordia de Dios y poniéndonos bajo su protección. Debemos de tratarlos con mucho respeto y estar conscientes de lo que significan.
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