La Iglesia está en Sede Vacante
desde el jueves a las 20.00h, cuando se cerraron las puertas del Palacio de
Castelgandolfo y se retiró la Guardia Suiza, que sólo sirve al Sumo Pontífice,
cargo al que ha renunciado Beneicto XVI, ahora ya Papa emérito.
La Iglesia Universal se queda sin
cabeza visible en la tierra. El
cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, y el Colegio de Cardenales, con Angelo
Sodano como decano, se encargan del gobierno de la Santa Sede y la
Iglesia hasta que se nombre un nuevo Pontífice.
Sólo asuntos ordinarios o
inaplazables
Los cardenales podrán encargarse
del despacho de los asuntos ordinarios o los inaplazables, y de la preparación
del Cónclave y sus fases previas.
Se formarán dos clases de
congregaciones: una general, formada por todo el Colegio, que se encargará de
los asuntos más importantes, y otra particular integrada por el camarlengo, que
es Tarcisio Bertone, y por tres
cardenales extraídos por sorteo, que se ocupará de los asuntos ordinarios,
según precisa la Constitución Apostólica ´Universi Domini Gregis´.
Estas reuniones, conocidas como
"preparatorias", deben celebrarse a diario a partir del día
establecido. En este caso, el cardenal decano del Colegio Angelo Sodano, que
presidirá dichas congregaciones, ha avisado a los cardenales que han acudido a
la despedida del Papa Benedicto XVI, de que este viernes enviará la convocatoria para el inicio de las congregaciones
generales para convocar el Cónclave la próxima semana, por lo que éstas
podrían comenzar el próximo lunes 4 de marzo.
Juramentos de secreto
En las primeras congregaciones
todos los cardenales deberán prestar juramento de observar las disposiciones
contenidas en la Constitución Apostólica y de guardar el secreto.
"Prometemos, nos obligamos y
juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas
contenidas en la Constitución apostólica Universi Domini Gregis del Supo
Pontífice Juan Pablo II, y mantener
escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que
ver con la elección del Romano Pontífice", leerá Sodano delante de
todos los cardenales.
A continuación, cada purpurado dirá: "Yo prometo, me obligo y juro" poniendo la mano sobre los Evangelios.
A continuación, cada purpurado dirá: "Yo prometo, me obligo y juro" poniendo la mano sobre los Evangelios.
Se sortean las habitaciones en
la residencia
En una de las Congregaciones inmediatamente
posteriores, los cardenales deberán decidir, entre otros asuntos, el sorteo de
las habitaciones en la Domus Sanctae Marthae, la preparación de la Capilla
Sixtina, confiar a dos eclesiásticos de
clara doctrina el encargo de predicar a los cardenales dos ponderadas
meditaciones sobre los problemas de la Iglesia en este momento, cuidar
que sea anulado el anillo del Pescador y fijar el día y la hora del comienzo de
las operaciones de voto.
Con la Sede Vacante, los jefes de
los Dicasterios de la Curia Romana, el secretario de Estado del Vaticano, los
cardenales prefectos y los presidentes arzobispos, así como los miembros de los
dicasterios, cesan en el ejercicio de
sus cargos, excepto el camarlengo y el penitenciario mayor que se
encargan de los asuntos ordinarios.
Tampoco cesan en su cargo durante
la Sede Vacante el vicario general de la diócesis de Roma ni el arcipreste de
la Basílica Vaticana.
Cónclave en 15 días... o antes
El Cónclave comenzará en la fecha
establecida por los cardenales y aunque suele celebrarse entre 15 y 20 días
después de la muerte o renuncia del Pontífice, según el Motu Proprio publicado
por Benedicto XVI antes de su renuncia, podrá adelantarse si así lo estima
oportuno el Colegio Cardenalicio.
Los cardenales se alojarán en la
Domus Sanctae Marthae que permanecerá cerrada al igual que la Capilla Sixtina.
Durante este tiempo, los electores no
podrán mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios como
las redes sociales.
El derecho a elegir al Romano
Pontífice corresponde únicamente a los cardenales electores, es decir, aquellos
que antes del día en que la Sede quede vacante no hayan cumplido los 80 años.
Además, el número de cardenales no podrá superar en ningún caso los 120.
Concretamente, en el Cónclave de 2013
habrá 115 cardenales, de los cuales más de la mitad han sido nombrados por el
Papa emérito Benedicto XVI.
¡Ven, Espíritu Creador!
En la mañana del día fijado para
el comienzo del Cónclave, los cardenales electores se dirigirán a la Basílica
de San Pedro en el Vaticano para participar en la Misa Solemne ´Pro eligiendo
Papa´. Desde allí, se trasladarán en solemne procesión, invocando con el canto
del Veni Creator la venida del Espíritu Santo, hasta la Capilla Sixtina
del Palacio Apostólico, lugar del desarrollo de la elección. Dentro de la sede,
se comprobará que no sean instalados dolosamente medios de grabación o
transmisión.
Una vez allí, el cardenal decano,
Angelo Sodano, leerá el juramento que deberán hacer todos los cardenales.
"Todos y cada uno de
nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice
prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las
prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica (...). Igualmente,
prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por
disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el ´munus petrinum´ de
Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos
espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede".
"Sobre todo, prometemos y
juramos -continúa- observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos
como laicos, el secreto sobre todo lo
relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que
ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al
escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como
después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice;
no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma
de intervención".
Los cardenales juran poniendo la mano sobre los Evangelios.
Abstenerse de compromisos, pactos y acuerdos
Concretamente, los números 56 y
57 de la Constitución insisten en la observancia del secreto al establecer que
los cardenales electores deberán abstenerse durante el proceso de elección de
enviar o recibir mensajes de fuera de la Ciudad del Vaticano.
En este sentido, el número 58
remarca que "quienes directa o indirectamente pudieran violar el secreto
ya se trate de palabras, escritos, señales o cualquier otro medio, incurrirían
en la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica".
Además, en los números 81 y 82, se dice que los cardenales se abstendrán de
toda forma de pactos y compromisos de común acuerdo.
A por mayoría de dos tercios
La forma de elección se realizará
únicamente por escrutinio y se necesitarán dos tercios de los votos para la
elección del nuevo Pontífice. Si eso no ocurre en la tarde del primer día, es
decir, en la primera votación, se continuará en la segunda jornada con cuatro
escrutinios más, dos por la mañana y dos por la tarde.
Si ningún cardenal consigue los
dos tercios en las votaciones matutinas, habrá una fumata negra y lo mismo
ocurrirá por la tarde. Así, hasta tres días consecutivos. Si en el tercero tampoco
sale elegido el nuevo Sumo Pontífice, el proceso de elección se suspende por un
día para realizar una pausa de oración y de libre coloquio entre los cardenales
electores.
Si tras cuatro series de
escrutinios no se obtuviera resultado positivo, entonces, según el Motu Proprio
publicado por Benedicto XVI tendrá que procederse a la votación no por mayoría
sino que de nuevo se deberán alcanzar "al menos" dos tercios.
Finalmente, cuando sea elegido el
nuevo Papa, el cardenal decano le pedirá su consentimiento y le preguntará cómo
quiere ser llamado y el Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias
levantará acta. Los fieles presentes en la Plaza de San Pedro podrán ver la
fumata blanca.
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