sábado, 28 de junio de 2025

Solemnidad de san Pedro y san Pablo, Apóstoles

Hoy, se nos invita a escuchar con el corazón la pregunta que Jesús hizo a sus discípulos: «¿Quién decís que soy yo?». No es una simple curiosidad, es una llamada directa al alma. Pedro, conmovido por la gracia del Padre, responde con palabras ardientes de fe: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y en esa respuesta brota todo un cambio: Jesús lo llama “bienaventurado” y le confía una misión única, la de ser piedra firme, fundamento de la Iglesia que nada ni nadie podrá vencer. ¡Qué misterio tan grande y tan hermoso! En ese momento, Pedro no solo reconoce a Jesús, sino que se reconoce a sí mismo en la mirada del Señor. Porque solo cuando confesamos con amor quién es Cristo, descubrimos quiénes somos nosotros.

Hoy, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, la Iglesia entera se llena de gratitud. Dos hombres marcados por sus debilidades, pero transformados por la fuerza del amor de Cristo. Pedro, con su corazón impulsivo y frágil; Pablo, con su celo primero equivocado y luego encendido por la verdad. Y sin embargo, a los dos los elige Dios para ser columnas vivas de su Iglesia. Este Evangelio quiere despertar en nosotros ese ardor del que ama de verdad. Que no tengamos miedo de decirle a Jesús, con voz clara y decidida: “Tú eres mi Señor, el centro de mi vida”. Porque cuando Cristo es el todo de nuestro corazón, nada nos podrá vencer.

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