domingo, 25 de abril de 2021

Domingo del Buen Pastor, Jornada Mundial de oración por las vocaciones y Jornada de vocaciones nativas

Cuarto domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor, Jornada Mundial de oración por las vocaciones y Jornada de vocaciones nativas. La liturgia de la Palabra de este domingo es muy rica, nos encontramos con los Hechos de los Apóstoles donde Pedro, iluminado por el Espíritu Santo habla de Jesucristo Nazareno que es quien les ha dado el poder de curar al paralítico, Él es la piedra angular, Él salva. Con unos versículos de la primera carta de S. Juan como segunda lectura nos encontramos un texto tan hermoso como: “Mirad que amor tan grande nos ha tenido Dios para llamarnos hijos suyos, pues ¡lo somos!”

Y el evangelio de S. Juan que nos presenta una imagen que Jesús da de sí mismo, “Yo soy el buen pastor” y ¿cuáles son las características de este Buen pastor? Que conoce a sus ovejas y las suyas le conocen, que escuchan su voz y que da la vida. Nadie se la quita, Él la entrega porque tiene poder para entregarla y poder para recibirla.

El lema de la Jornada es ¿Para quién soy yo? Responder a esta pregunta ilumina y sostiene la vida. Encontrarnos con Jesús que te dice, Yo soy el buen pastor que te conoce, escucha tu voz y entrega la vida por ti, puede iluminar esa respuesta. La llamada de Dios puede ser muy variada, vida familiar, vida consagrada, nuevas formas de vida,… lo importante es sentir que merece la pena poner la vida confiada en manos del Buen Pastor y dejar que, estemos dónde estemos, nuestro estilo de vida sea como el del Buen Pastor.

domingo, 18 de abril de 2021

Las insignias episcopales

El pasado sábado 10 de abril, asistíamos a la Ordenación Episcopal de Mons. Francisco Prieto, como obispo auxiliar de Santiago en la Catedral Compostelana. En dicha celebración, vimos cómo al nuevo obispo se le imponían algunas insignias propias del episcopado. 

La MITRA: Significa la “preeminencia en la santidad”. Nos explicamos: San Juan Crisóstomo dice en un texto que el rey Saúl sobresalía entre los demás por su buena estatura. Este texto fue utilizado posteriormente como metáfora para decir que el obispo debe sobresalir de entre los demás en la santidad. Así como al vestir la mitra se realza la altura entre la multitud, debe ocurrir lo mismo en la santidad. El ritual de la ordenación es suficientemente explícito cuando dice al nuevo obispo, en el momento en que se le impone la mitra: “Brille en ti el resplandor de la santidad, para que, cuando aparezca el Príncipe de los pastores, merezcas la corona de gloria que no se marchita”. La Iglesia le recuerda al obispo que la auténtica corona no es la de los reyes, que simboliza el poder en este mundo, sino la corona de santidad. Por lo tanto, la mitra es un recuerdo de que la autoridad y la santidad se funden en el ministerio episcopal. De hecho, en Cristo, autoridad y santidad eran una sola cosa. 

El SOLIDEO: Es una prenda episcopal usada únicamente por el Papa, los Cardenales y los Obispos. Su color varía conforme al cargo de quien lo está usando: el del Papa es blanco, el de los Cardenales rojo y el de los Obispos es morado. Lo usan sobre la cabeza en las principales ceremonias como signo del episcopado.

El ANILLO: Es el símbolo de la fidelidad, de la entrega de todo su corazón, de toda su vida a la Iglesia. El obispo es un enamorado de Cristo que debe procurar que la humanidad entera se enamore también del Señor. Para que esto sea posible, el obispo debe seguir el consejo de San Pablo: “Los obispos deben ser modelo para sus cristianos”. 

El BÁCULO: Es el signo exterior de la tarea pastoral del obispo, quien en nombre de Cristo apacienta a la Iglesia de Dios. Llevando en su mano el cayado del pastor, el obispo debe congregar al rebaño que le ha sido encomendado, conduciéndolo con actitud de servicio y distinguiéndose por su espíritu de amor y de preocupación para con todos. 

Por último, tenemos la CRUZ PECTORAL -que no suele ser entregada dentro de la ceremonia de la ordenación episcopal, dado que no es algo privativo de los prelados-, que es aquella que usan los obispos y algunos abades colgada al cuello como signo de su dignidad. 

Los obispos la usan colgada de una cadena. Cuando la cadena es muy larga, cuelgan la cruz con un gancho de la parte superior, con el objeto de que quede en el pecho. 

jueves, 15 de abril de 2021

Hoy, en Compostela, tiene lugar la Misa Crismal

La Misa Crismal que concelebra el arzobispo con los presbíteros provenientes de las distintas regiones de la archidiócesis y en la que consagra el santo crisma y bendice los restantes óleos, ha de ser tenida como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo y como un signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. Con el crisma consagrado por el obispo son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que reciben la confirmación. Con el óleo de los catecúmenos se preparan y disponen para el bautismo los mismos catecúmenos. Con el óleo de los enfermos éstos son aliviados en sus enfermedades.

Del mismo modo se significa con el santo crisma que los cristianos, insertados por el bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto, han sido sepultados y resucitados con él, participando de su sacerdocio real y profético, y recibiendo por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo que se les da.

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen y renazcan de la fuente de la vida.

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua Santiago, remedia las dolencias del alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados.

La materia apta del sacramento es el óleo de las olivas u, oportunamente, otro aceite sacado de plantas.

El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.

La preparación del crisma se puede hacer privadamente antes de su consagración, o bien hacerla el obispo en la misma acción litúrgica.

La consagración del crisma es de competencia exclusiva del obispo.

El óleo de los catecúmenos es bendecido por el obispo, juntamente con lo otros óleos, en la Misa Crismal.

Sin embargo, la facultad de bendecir el óleo de los catecúmenos se concede a los sacerdotes cuando en el bautismo de adultos deben hacer la unción en la correspondiente etapa del catecumenado.

El óleo para la unción de enfermos debe estar bendecido por el obispo o por un sacerdote que por derecho propio o por peculiar concesión de la Santa Sede goce de esta facultad.

Por derecho propio pueden bendecir el óleo de los enfermos:

a) El que por derecho se equipara al obispo diocesano.

b) Cualquier sacerdote, en caso de verdadera necesidad.

 La bendición del óleo de los enfermos y del óleo de los catecúmenos, y la consagración del crisma, ordinariamente se hacen por el obispo el día de Jueves Santo, en la misa propia que se celebra por la mañana.

Si este día el clero y el pueblo no pueden reunirse fácilmente con el obispo, esta bendición puede anticiparse a otro día, cercano a la Pascua, utilizando siempre la misa propia.

La Misa Crismal ha de ser siempre concelebrada. Conviene, pues, que se encuentren sacerdotes de las diferentes regiones de la diócesis. 

La oración de los fieles que tiene formulario propio, está unida a la renovación de las promesas sacerdotales.

Cosas que hay que preparar

Para la bendición de los óleos, además de lo que es necesario para la misa, debe prepararse:

En la sacristía o en otro lugar apto: las vasijas de los óleos; aromas para hacer el crisma, si es que el obispo quiere hacer la mezcla dentro de la acción litúrgica; pan, vino y agua para la misa, que son llevados juntamente con los óleos antes de la preparación de los dones.

En el presbiterio: una mesa para colocar las vasijas de los óleos, dispuesta de tal manera que el pueblo pueda ver y participar bien en toda la acción litúrgica; la sede para el obispo, si la bendición se hace ante el altar.

(Tomado del Misal Romano)

domingo, 11 de abril de 2021

II Domingo de Pascua o Domingo de la Divina Misericordia

La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».

San Juan Pablo II, el 30 de abril, durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, dijo: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».

Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia («Dives in misericordia»).

sábado, 10 de abril de 2021

Según el Ceremonial de los obispos, la ordenación episcopal...


El Ceremonial de los Obispos, es un libro para la preparación de las ceremonias, y no para ser usado durante las mismas.

El Ceremonial trata, entre otros temas, sobre los días de celebración específicos para el obispo (elección, ordenación, etc.). 

Llamar la atención acerca del significado y la finalidad de este libro, que conserva un título tradicional que puede no ser bien interpretado. En efecto, aunque hace referencia a los obispos, que son siempre los últimos responsables de la vida litúrgica de sus diócesis, este libro debe ser conocido y aplicado por todas las personas que intervienen en la liturgia, desde los ministros hasta los fieles.

Leemos en los números 1133 al 1137:

1133. A no ser que esté legítimamente impedido, el elegido debe recibir la ordenación episcopal dentro de los tres meses siguientes a la recepción de las Letras apostólicas, y ciertamente antes de que tome posesión de su cargo.

1134. La ordenación episcopal se celebra dentro de la Misa según el rito y las normas descritas en el Pontifical Romano (cf. nn. 563-597).

1135. Es muy conveniente que la ordenación del Obispo se celebre en su iglesia catedral.

En este caso toma posesión de su diócesis dentro del mismo rito de ordenación, en el cual se presentan y leen las Letras apostólicas, y el ordenado se sienta en su cátedra.

1136. Según la antigua tradición de la Iglesia, para manifestar la colegialidad episcopal, los Obispos concelebrantes que consagren al elegido no serán menos de tres, a no ser que la Sede Apostólica haya dispensado en esta materia. Pero es conveniente que todos los Obispos presentes sean consagrantes.

1137. De ordinario el consagrante principal será el metropolitano del sufragáneo; del Obispo auxiliar será el Ordinario del lugar, a no ser que en la bula de nombramiento el Romano Pontífice haya previsto de otra manera.

sábado, 3 de abril de 2021

Fotos de la Vigilia Pascual



















Stabat Mater


La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.

Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!

Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.

Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?

Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.

Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.

Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo.

Porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea.

Porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio.

Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén.

Porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

El diario de María

 


Traslado y reserva de la Eucaristía el Jueves Santo

El Jueves Santo, se realiza el traslado al "Monumento" de la reserva del Cuerpo de Cristo consagrado en este día, para comulgar el Viernes, ya que este día no se celebra la Eucaristía. Debe hacerse con solemne sencillez.

El papa emérito Benedicto XVI, en la solemnidad del Corpus Christi del 2005, dijo:

En aquella noche, Jesús sale y se entrega en las manos del traidor, del exterminador y, precisamente así, vence la noche, vence las tinieblas del mal. 

Solo así el don de la Eucaristía, instituida en el Cenáculo, se realiza en plenitud: Jesús da realmente su cuerpo y su sangre. Cruzando el umbral de la muerte, se convierte en Pan vivo, verdadero maná, alimento inagotable a lo largo de los siglos. La carne se convierte en pan de vida. En la procesión del Jueves Santo la Iglesia acompaña a Jesús al monte de los Olivos: la Iglesia orante desea vivamente velar con Jesús, no dejarlo solo en la noche del mundo, en la noche de la traición, en la noche de la indiferencia de muchos. 

En la fiesta del Corpus Christi reanudamos esta procesión, pero con la alegría de la Resurrección. El Señor ha resucitado y va delante de nosotros.”

                                   Traslado y reserva de la Eucaristía en Santiago de Padrón


Monumento de Santa María del Herbón
                                      Monumento de la parroquia de Santa María de Herbón


                                    Monumento de la parroquia de Santa María de Iria Flavia

Fotos de la solemne celebración del Viernes Santo











 

Fotos de la Solemne celebración del Jueves Santo