domingo, 21 de abril de 2024

IV Domingo de Pascua B para niños

 

Así como los pastores cuidan de sus ovejas, las alimentan, las curan, Jesús es el Buen Pastor que cuida y da la vida por sus ovejas. En realidad, está hablando de nosotros. Nos cuida, está siempre a nuestro lado... 

Es muy parecido a lo que hacen nuestras madres y nuestros padres -y nuestros abuelos- por nosotros. Dedican todo el tiempo que sea necesario para que nosotros podamos ser felices.

Nosotros también debemos seguir los pasos de Jesús y cuidar a otras personas -como una gran familia-, así como un pastor cuida de sus ovejas.


 

sábado, 20 de abril de 2024

IV Domingo de Pascua B

El cuarto domingo de Pascua, conocido como el Domingo del Buen Pastor, nos ofrece una imagen de Jesús, que se identifica a sí mismo como el pastor que sacrifica su vida por el bienestar de sus ovejas. En el Evangelio de hoy, se nos invita a reflexionar sobre la entrega absoluta de Jesús por amor a la humanidad, un amor que va más allá del simple deber y que se manifiesta en un compromiso total con aquellos a quienes ama. ¿Qué entendemos por dar la vida? Uno se desvive, da su vida, cuando es capaz de vivir la entrega a los demás, a través del cuidado, la ternura, el amor, la cercanía, la presencia física junto a los otros.
En el Domingo del Buen Pastor, coloca la Iglesia la jornada mundial de Oración por las vocaciones. Una nueva invitación a sensibilizarnos ante el problema de la escasez de las mismas, y recordar nuestra obligación de rezar por ellas. Lo que cambia el corazón de las personas y nos convierte no son solo las palabras, las ideas o las razones, sino la escucha de la voz del Buen Pastor y la confianza plena en Él, una escucha en la que continuamente nos está haciendo una invitación a ser misericordiosos como Él lo fue.


Pasatiempos IV Domingo de Pascua B

 


 

He aquí las soluciones:




 

domingo, 14 de abril de 2024

III Domingo de Pascua B

En el pasaje de hoy del Evangelio según San Lucas, se nos presenta una poderosa manifestación de Jesús resucitado entre sus discípulos, que va más allá de simples palabras de consuelo o revelaciones místicas. Aquí, Jesús interactúa físicamente con ellos, mostrando sus manos y pies y compartiendo una comida, desafiando directamente su incredulidad y miedo. Esta escena refuerza la verdad de su resurrección corpórea, contrarrestando la idea de que solo era un espíritu. Este acto de compartir el alimento no solo satisface una necesidad física, sino que también simboliza la comunión y la continuidad de la vida en comunidad que Jesús siempre promovió. La fe, no se basa únicamente en tradiciones heredadas o en la autoridad de los demás, sino en una experiencia personal y transformadora con el Dios vivo, que nos desafía a vivir de manera coherente con lo que profesamos creer.

viernes, 29 de marzo de 2024

Algunos datos de la Crucifixión...



 

Viernes Santo...

Días antes, uno de los doce discípulos de Jesús, Judas Iscariote, se presentó a los príncipes de los sacerdotes y arregló con ellos la venta de Jesús por 30 piezas de plata (equivalente al salario de 4 meses). Los judíos querían conocer exactamente el paradero de Jesús para poder arrestarle rápidamente, sin que estuviera presente la gente.

Y llegado el momento, Jesús es arrestado por la guardia del templo, luego de que Judas le diera un beso. Y Jesús se dejó prender, sin resistencia, mientras los suyos quisieron resistir y finalmente huyeron: las autoridades lo prenden y los suyos lo abandonan.

Probablemente, esa misma noche, se celebró un juicio con los príncipes de los sacerdotes, confirmado por la mañana por Pilato, que lo condenó a muerte.

Los sacerdotes, (no los judíos sin más), decidieron el destino de muerte de Jesús, pero la sentencia fue dictada por Pilato quien lo condenó por hacerse "rey de los judíos", y no sólo a muerte, sino a muerte con tortura (flagelación y coronación de espinas) y en cruz (en lenta agonía, por agotamiento físico), como escarnio ante todos, con la mayor crueldad posible.

Aparece así, el fracaso de un mesianismo triunfal, esperado por muchos. Jesús había anunciado la llegada del Reino de Dios y para muchos éste debía ser como un poder mundano, precisamente en Jerusalén. Pero los sacerdotes de la ciudad de Dios lo rechazaron y el gobernador del Imperio de Roma, Poncio Pilato, lo crucificó, como a Mesías fracasado. Y no vino Dios a salvarlo "externamente". Murió, al parecer, abandonado.

Y, por si fuera poco, Jesús no fue enterrado por los suyos (familiares, discípulos y amigos), pues un cadaver colgado en el madero, sin enterrar, era foco de impureza, especialmente en un día de fiesta. Sea como fuere, todo había terminado, sólo quedaba un cadáver enterrado.



jueves, 28 de marzo de 2024

Misa de la Cena del Señor




















 

Jueves Santo...


En la vastedad del tiempo y creencia,
donde los ecos de la fe resuenan,
surge un jueves teñido de penitencia,
donde la pasión sagrada se ordena.

Con pluma en mano, hoy escribo,
de este día, una oda a la devoción,
donde el hombre, con el alma en grito,
busca en la fe su más pura redención.

La sangre derramada, el cuerpo en cruz,
son el recuerdo de un sacrificio eterno,
que en este Jueves Santo, trae luz,
iluminando el camino del amor fraterno.

Jueves Santo, día de misterio y pasión,
donde la humanidad se detiene a reflexionar,
sobre el amor, el sacrificio, la redención,
y en cada corazón, su eco resuena sin cesar.

La fe se desgrana, como perlas del rosario,
en un día que guarda el misterio del Calvario.
Es día de memoria, de sagrado recuerdo,
que en el altar de los siglos, se mantiene eterno.

En templos y plazas, el eco resuena,
con súplicas y oraciones, la fe se llena.
Es jueves de misterios, de pan compartido,
en memoria de Aquel, por nosotros ungido.

JUEVES SANTO

Última Cena

Al atardecer del jueves, Jesús y sus discípulos se reunieron en Jerusalén en una habitación situada en la parte alta de una casa y que hoy conocemos como Cenáculo. Quería celebrar con ellos la cena de pascua en recuerdo de la liberación de Egipto. Con este banquete, dio un sentido definitivo a la pascua judía, pues atribuirá un significado nuevo al pan y al vino compartidos: "esto es mi cuerpo", "esta es mi sangre". En el pan, que es su cuerpo "entregado", y en el vino, que es su sangre "derramada", Jesús resumía toda su vida y misión, y anticipaba el sentido de su sacrificio en la cruz como ofrenda al Padre por la salvación de la humanidad. En esta cena, Jesús lavó los pies a sus discípulos. Jesús es el Mesías siendo el criado de la mesa (es decir, de los apóstoles, que son sus comensales), realizando a favor de ellos, un gesto de servicio real (humano).
Mientras cenaban, Judas salió sigilosamente para traicionarle.


Getsemaní

 

Después de cantar los himnos, como era costumbre, salieron de noche hacia el Monte de los Olivos. Jesús llevó a Pedro, Santiago y Juan al huerto de Getsemaní, donde Jesús fue a orar y esperar, en gesto de confianza dolorosa. Allí se retiró a orar él solo, pues los tres apóstoles estaban rendidos de sueño: "Padre, si es posible, líbrame de esta copa amarga, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Mt 26, 39). Finalmente, comprendiendo que no podía pasar sin beber la copa de la amargura, Jesús se sometió a la voluntad del Padre y fue al encuentro del traidor.




Sencilla infografía Semana Santa

Brevísimo esquema explicativo de qué ocurre en los diferentes días de la Semana Santa


 

sábado, 23 de marzo de 2024

Domingo de Ramos

 


Bajo un cielo de azul profundo y sereno,
un humilde Rey avanza, sin corona ni veneno.
Sobre un pollino de borrica, sin alarde ni pretensión,
cumple la antigua profecía, con amor su única misión.

Desde las puertas de Jerusalén, la multitud se acerca,
con ramos de olivos en manos, la esperanza se adereza.
"¡Hosanna!", claman voces en un coro celestial,
"¡Bendito el que viene en nombre del Señor!", el grito es general.

No hay oro ni plata, solo un manto extendido en el suelo,
un camino de honores para el Mesías, puro y sincero.
La naturaleza se une en este acto de fe y devoción,
los olivos se mecen, testigos de esta sagrada unión.

Este domingo de Ramos, recordamos con fervor,
el inicio de una semana, de sacrificio y amor.
La entrada triunfal en Jerusalén, una lección de humildad,
nos prepara el corazón, para la Pascua de verdad.

Que estos ramos benditos, sean signo de paz y bien,
y nos guíen por el camino, que siguió también.
En este día sagrado, elevemos nuestras oraciones,
por un mundo más justo, lleno de bendiciones.

Así, en este Domingo de Ramos, conmemoramos,
el amor infinito, que a través de Jesús, proclamamos.
Que su entrada en Jerusalén, nos inspire a caminar,
con fe, esperanza y amor, en todo nuestro andar.