Y llegado el momento, Jesús es arrestado por la guardia del templo, luego de que Judas le diera un beso. Y Jesús se dejó prender, sin resistencia, mientras los suyos quisieron resistir y finalmente huyeron: las autoridades lo prenden y los suyos lo abandonan.
Probablemente, esa misma noche, se celebró un juicio con los príncipes de los sacerdotes, confirmado por la mañana por Pilato, que lo condenó a muerte.
Los sacerdotes, (no los judíos sin más), decidieron el destino de muerte de Jesús, pero la sentencia fue dictada por Pilato quien lo condenó por hacerse "rey de los judíos", y no sólo a muerte, sino a muerte con tortura (flagelación y coronación de espinas) y en cruz (en lenta agonía, por agotamiento físico), como escarnio ante todos, con la mayor crueldad posible.
Y, por si fuera poco, Jesús no fue enterrado por los suyos (familiares, discípulos y amigos), pues un cadaver colgado en el madero, sin enterrar, era foco de impureza, especialmente en un día de fiesta. Sea como fuere, todo había terminado, sólo quedaba un cadáver enterrado.
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