El pasado domingo, después de la Misa de las 12:30 h, tuvo lugar un acto de presentación de la Revista conmemorativa del XXV Aniversario de la Cofradía del Santo Entierro.
Con estos míticos 25 años se viene a cerrar un ciclo crucial en la historia de la Cofradía del Santo Entierro. Un ciclo que ha servido para sentar las bases de un proyecto ambicioso e ilusionante capaz de ganar para sí la más amplia gama de esfuerzos y apoyos personales en pos de una meta ambiciosa sembrada desde el anhelo y la esperanza de un puñado de hombres emprendedores que supieron abanderar a la sociedad padronesa de los últimos años del siglo XX y de estos primeros del XXI.
Con estos míticos 25 años se viene a cerrar un ciclo crucial en la historia de la Cofradía del Santo Entierro. Un ciclo que ha servido para sentar las bases de un proyecto ambicioso e ilusionante capaz de ganar para sí la más amplia gama de esfuerzos y apoyos personales en pos de una meta ambiciosa sembrada desde el anhelo y la esperanza de un puñado de hombres emprendedores que supieron abanderar a la sociedad padronesa de los últimos años del siglo XX y de estos primeros del XXI.
La Cofradía del Santo Entierro cierra un ciclo mítico de 25 años y al mismo tiempo se encuentra en una doble encrucijada. De un lado la obligación de rendir homenaje a cuantos se quedaron en un camino sembrado de esperanza, trabajo, ilusiones... Reconociendo una serie de realidades y logros que han hecho posible que su proyecto primitivo sea, hoy en día, una realidad palpable y digna de orgullo no sólo de cuantos supieron mirar por aquella óptica privilegiada capaz de revolucionar esquemas, cánones y patrones de la ya de por sí singular Semana Santa Padronesa, sino de cuantos -de una manera menos activa- también se han sentido identificados con su línea a lo largo de su reciente historia.
Por otro lado, se hace necesario, al ver cumplida una etapa, emprender nuevos horizontes, marcar nuevas metas, establecer nuevas pautas de actuación más acordes con la realidad y la sociedad actual en la que nos encontramos inmersos sin que ello suponga un menoscabo de las estructuras asentadas a lo largo de esto veinticinco años de historia.
Es hora de reconocer y manifestar con orgullo lo realizado plasmando, de manera documental, lo vivido, lo construido, hacer balance, recordar a los que se fueron, evocar sus palabras y sus hechos haciéndolos testigos de excepción de una efemérides compartida pues, aunque no es lo corporal sí que están presentes y formarán parte siempre del espíritu de esta cofradía...
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