miércoles, 29 de octubre de 2014

Hacia una catequesis creativa

La naturaleza parece despertar el primer día después del sábado, un nuevo amanecer está surgiendo y va a iluminar las tinieblas en que los discípulos estaban inmersos después de la resurrección de Jesús. Es tiempo de resurrección, una nueva luz permite mirar el mundo y la historia de un modo diferente.

El octavo día de la creación: "Para nosotros ha surgido un nuevo día: el día de la Resurrección de Cristo. El séptimo día acaba la primera creación. Es necesario dejarse iluminar por esta luz, para no caer en la tentación de las tinieblas, en la oscuridad de la desconfianza, de la tristeza, del miedo.

"La imaginación creativa tiene el poder de las fuerzas de la naturaleza. Cada individuo auténtico es una persona creativa. La actividad creativa ennoblece la alegría del hombre y atenúa los contornos de su sufrimiento. El que está impregnado por el espíritu de la divina inquietud progresa, mientras que retrocede el que está satisfecho con la propia condición.

Un espíritu creativo no puede por menos de ser un espíritu que vive en plenitud y de modo auténtico su vida.

En nuestra vida, en nuestro servicio educativo y pastoral, poner en movimiento nuestra creatividad es activar ante todo una mirada nueva, abierta, positiva sobre la realidad y sobre las personas con quienes vamos a encontrarnos, con las convicción de que no basta poner remiendos para resolver problemas, sino que es necesario un vestido nuevo (Mt 9, 16).

Una fe creativa, eso es lo que necesitamos en esta época que nos toca vivir. Pensar la vida como un proyecto a realizar junto con el Señor requiere una aproximación educativa, que necesariamente debe inspirarse en la creatividad, en el principio de la "con-creación".

El riesgo es de formar muchos "jóvenes ricos" (Mt 19, 16-22), muchachos que durante años han asimilado contenidos, enseñanzas, pero que no consiguen proyectar su vida y tomar decisiones coherentes a partir de ello. Son chicos que saben pero que no son, que visten una fe en lugar de encarnarla. El final es el de quien se va triste, que desespera en los momentos difíciles, pensando que para vivir felices bastaría buscar respuestas más que convertirse en respuesta.

La Biblia, como alimento del que se nutre el cristiano, es un instrumento para convertirse en respuesta, por medio de nuestra aportación creativa, y no un dispensador de respuestas ya confeccionadas. Es alimento para poder con-crear junto con Dios ese proyecto de vida que llegará a ser mi historia de salvación, para inscribirse en la más amplia Historia de la Salvación de todo Su pueblo. Naturalmente no sin la ayuda del Espíritu Santo, inspirador de las Escrituras y guía de su interpretación, y de la Tradición magisterial, en cuanto que la Iglesia es sabia custodia de la Palabra.

Sobre todo los más grandes entre nuestros muchachos no necesitan tanto respuestas, cuanto preguntas. Preguntas a las cuales dar sentido. "Recuerdo siempre un principio pastoral según el cual las respuestas caen sobre un terreno fértil solo cuando antes ha sido puesta una pregunta, cuando he observado o escuchado" (C.M.Martini, Coloquios nocturnos en Jerusalén).

Para que una fe sea creativa, se necesita, se necesita una catequesis que haga uso del don de la creatividad. Para una catequesis de este tipo es necesario ante todo encender los motores del aprendizaje creativo: asombro, admiración, emoción, búsqueda, descubrimiento, aventura, sorpresa, curiosidad.

No puede haber aprendizaje auténtico, verdadero, sin haber estimulado estos propulsores del conocimiento. Los contenidos de fe, que estamos llamados a comunicar, podrán ser conocidos, acogidos y vividos personalmente por los muchachos con entusiasmo y eficacia, en la medida en que hayamos estimulado en ellos estos propulsores, o sea, según hayamos despertado en ellos interés y deseo.

La catequesis, como proyecto educativo para la transmisión de la fe, se realiza por medio de un acto intencional y metódico: el catequista fija los objetivos y, para alcanzarlos, proyecta acciones que hay que realizar a lo largo del tiempo. Para realizar todo esto, NO PODEMOS CONFIARNOS A LA IMPROVISACIÓN!!

Así que... ¡pongámonos los cinturones y en marcha!!!

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