La pobreza de Cristo
1.
“Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: ‘Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…’. Cristo, el
Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre”.
2. “Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto!”.
2. “Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto!”.
3.
“Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el
Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar
en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar
con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para
consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria”.
4.
“Cuando Jesús nos invita a tomar su ‘yugo llevadero’, nos invita a
enriquecernos con esta ‘rica pobreza’ y ‘pobre riqueza’ suyas, a compartir con
Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos
en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29)”.
El testimonio de los creyentes
5.
“La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y
solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el
Espíritu de Cristo”.
6.
“Los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a
tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de
aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin
confianza, sin solidaridad, sin esperanza”.
7.
“La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos
viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus
derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad (…) Cuando el
poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia
de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las
conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al
compartir”.
8.
“No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en
esclavos del vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque
alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las
drogas, el juego o la pornografía! (…) Y cuántas personas se ven obligadas a
vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo,
lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de
igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud”.
9.
“Esta forma de miseria [moral], que también es causa de ruina económica,
siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de
Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en
Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos,
nos encaminamos por un camino de fracaso”.
10.
“La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien
preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con
nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido
un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no
cuesta y no duele”.
Para leer el mensaje del Papa Francisco al completo, pinchar en el siguiente enlace:
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