martes, 11 de febrero de 2025

VI Domingo del Tiempo Ordinario C

El Evangelio de este VI domingo del tiempo ordinario nos presenta las bienaventuranzas según San Lucas, donde Jesús, desde una llanura, dirige su mirada y su palabra directamente a sus discípulos. Aquí, el Señor no solo ofrece consuelo, sino que también da un mensaje desafiante: proclama bienaventurados a los pobres, los que tienen hambre, los que lloran y los perseguidos, porque ellos son los verdaderamente bendecidos. No se trata solo de una promesa futura, sino de una realidad que ya comienza a cumplirse en sus vidas, porque el Reino de Dios está con ellos. Jesús nos invita a ver la vida desde una perspectiva diferente: la verdadera felicidad no está en el éxito o en el bienestar material, sino en la confianza en Dios, que transforma el dolor en esperanza y la necesidad en plenitud.

Sin embargo, Jesús también lanza advertencias claras: "¡Ay de vosotros, los ricos, los saciados, los que ahora reís, y de quienes todos hablan bien!". No es una condena al simple hecho de tener bienes o alegrías, sino una llamada de atención a quienes se aferran a sus seguridades materiales o a la vanagloria, olvidando la solidaridad y la apertura al prójimo. El peligro está en vivir encerrados en la autosuficiencia, sin espacio para Dios ni para los demás. Este Evangelio nos desafía a revisar dónde ponemos nuestro corazón: ¿en lo que pasa o en lo que permanece? Jesús nos enseña que la verdadera riqueza está en vivir con un corazón libre, abierto al amor y la misericordia.

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