domingo, 16 de noviembre de 2025

Misas e intenciones de la semana en Padrón

 


Domingo 33º del Tiempo Ordinario, C

 En este Evangelio, Jesús les dice a sus amigos algo que también nos sirve mucho a nosotros: no pongáis vuestra seguridad en lo que se ve, porque todo eso pasa. El templo era impresionante, como hoy puede serlo un estadio, un centro comercial o nuestras redes sociales llenas de “likes”, pero Jesús recuerda que nada de eso es eterno. Habla de guerras, terremotos, problemas… y enseguida pensamos en las noticias, en los líos del mundo, en lo que nos da miedo del futuro. Incluso avisa de que algunos se reirán de nosotros o nos tratarán mal por ser cristianos, a veces incluso dentro de la propia familia. Pero ahí viene lo más fuerte: Jesús promete estar a nuestro lado, darnos fuerza y palabras cuando no sepamos qué decir, y cuidar de nosotros hasta en los detalles más pequeños. No nos pide que lo entendamos todo, sino que perseveremos, que no abandonemos la fe cuando las cosas se ponen difíciles. “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”: es como decirnos que lo importante no es brillar un día, sino ser fieles cada día, poquito a poco, confiando en que, pase lo que pase, en sus manos nuestra vida está segura.

jueves, 6 de noviembre de 2025

Domingo 32º del Tiempo Ordinario, C

Jesús sube a Jerusalén y encuentra el Templo convertido en mercado. No es un arranque de mal humor: es el amor el que le duele. “El celo por tu casa me devora” significa que el Padre merece un lugar limpio, libre de intereses, donde el pobre pueda rezar sin ser estafado y donde la ofrenda sea verdadera. Con ese gesto, Jesús nos recuerda que la fe no se negocia ni se usa; se vive. También a nosotros nos pide ordenar la “casa por dentro”: sacar el ruido, el cálculo, y volver a la oración sencilla, a la Eucaristía bien celebrada y a una caridad que no busca aplausos.

Cuando dice “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”, habla de su Pascua: su Cuerpo crucificado y resucitado es el nuevo Templo donde Dios habita para siempre con nosotros. Desde entonces, la presencia de Dios no está atada a un edificio, sino a Cristo vivo, que nos reúne como “piedras vivas” y nos alimenta en la Mesa del Señor. Por eso, cuidar la casa de Dios es cuidar la liturgia, la comunidad y el corazón. Si dejamos que Jesús nos purifique, la vida cotidiana se recoloca: el trabajo se vuelve honrado, las relaciones más limpias, la oración más verdadera. Hoy podemos pedirle, sin vueltas: "Señor, ven a mi hogar; ayúdame a echar fuera lo que sobra y llena tú lo que falta para amar".

 

El arzobispo, don Francisco, anuncia el nombramiento de Don Roberto para la Comisión organizadora del Año Santo 2027

El Año Santo o Año Jubilar Compostelano es un tiempo de gracia en el que la Iglesia concede singulares beneficios espirituales, inspirado en el jubileo bíblico (cf. Lv 25) y en el anuncio de Jesús de “un año de gracia del Señor” (cf. Lc 4,16). En Santiago de Compostela es Año Santo cuando el 25 de julio, fiesta del martirio del Apóstol, cae en domingo (periodicidad 11-6-5-6 años). Su celebración, con origen en 1122 bajo Calixto II y confirmada por Alejandro III en la bula Regis aeterni (1179), ha sido reiteradamente alentada por los Papas como un camino de conversión, reconciliación y esperanza para los peregrinos.

Con este horizonte, el arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco José Prieto Fernández, ha constituido una Comisión Diocesana para el Año Santo Compostelano de 2027, encargada de coordinar, animar y acompañar la preparación espiritual y pastoral de este acontecimiento jubilar tan importante.

Nuestro párroco, don Roberto Martínez, ha sido nombrado miembro de dicha Comisión.

Junto a él, integran la Comisión: Mons. Francisco José Prieto Fernández, presidente, -en su ausencia, don José Andrés Fernández Farto, vicario general, presidirá las reuniones-, Don Javier Porro Martínez, Don Daniel Lorenzo Santos, Don Manuel Jesús Formoso Fernández, Don Elisardo Temperán Villaverde, Don Fernando Barros Fornos, y Don Manuel Á. Blanco Vázquez.

Desde ya, pedimos la oración de todos para que esta preparación nos disponga a vivir el Jubileo de 2027 como un verdadero tiempo de gracia y misión.

jueves, 30 de octubre de 2025

Domingo 31º del Tiempo Ordinario C

Jesús entra en Jericó y se encuentra con Zaqueo, un hombre pequeño de estatura pero grande en deseos: quiere ver a Jesús, aunque su vida está enredada en injusticias (cf. Lc 19,1-10). Se sube a un sicómoro como quien reconoce que no llega por sí mismo, y entonces sucede lo decisivo: Jesús levanta la mirada, lo llama por su nombre y le pide hospedarse en su casa. No es Zaqueo quien se gana a Jesús; es Jesús quien se adelanta con una cercanía que desarma prejuicios. La misericordia de Dios no esquiva nuestras historias complicadas: entra en ellas, se sienta a la mesa y nos devuelve la dignidad que el pecado había opacado.

Ese encuentro cambia de raíz a Zaqueo: la alegría se vuelve conversión concreta, con reparación del daño y justicia para los pobres. La fe no se queda en un sentimiento bonito; toca la cartera, las decisiones y las relaciones. Hoy el Evangelio nos invita a dejar de mirar a Jesús “de lejos” y abrirle la puerta de la casa—de nuestras rutinas, de nuestras heridas y elecciones—para que Él haga nacer una vida nueva. Si dejamos que nos llame por nuestro nombre, también nosotros podremos decir: “Señor, aquí estoy; quiero comenzar de nuevo”, y la salvación visitará nuestro hogar. Porque el Hijo del Hombre vino “a buscar y salvar lo que estaba perdido”, y ahí estamos nosotros cuando aceptamos su mirada que levanta y su amor que transforma.

Pasatiempos Domingo 31 del Tiempo Ordinario, C


 
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