En este VI Domingo de Pascua, el Evangelio de Juan (14,23-29) nos recuerda algo fundamental: el amor verdadero a Jesús no se queda en palabras, se demuestra escuchándolo y viviendo como Él nos enseñó. Jesús promete que, si lo amamos así, el Padre y Él vendrán a vivir en nosotros. ¡Imagínate! No un Dios lejano, sino alguien que quiere hacer de tu corazón su casa. Además, nos promete al Espíritu Santo, que es como un amigo fiel que nos acompaña, nos da luz cuando no entendemos, y nos recuerda todo lo que Jesús dijo. Y en medio de todo esto, nos regala su paz: una paz que no depende de que todo esté bien afuera, sino de saber que Dios está con nosotros en cada paso. Este Evangelio es una invitación a abrirle la puerta a Dios, dejarlo entrar y confiar en que, con Él, nunca caminamos solos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario