sábado, 12 de julio de 2025

Domingo 15º del Tiempo Ordinario

Este Evangelio nos pone frente a una de las preguntas más importantes que podemos hacernos: ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús no da una respuesta abstracta ni complicada. Más bien, nos lleva al corazón de toda la fe: el amor. Amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a uno mismo. Pero no se queda ahí. Jesús quiere que bajemos ese amor a la vida concreta, al día a día. Por eso cuenta la parábola del buen samaritano. Un hombre medio muerto al borde del camino, ignorado por los que “sabían de Dios”, pero rescatado por un extranjero, por alguien que supo conmoverse y actuar con misericordia.

Este texto nos deja una enseñanza clara y directa: no basta saber lo que está bien, hay que hacerlo. La verdadera fe se demuestra en cómo tratamos a los demás, especialmente a los que están heridos, excluidos o tirados a la vera del camino. Jesús termina con una frase que lo resume todo: “Anda y haz tú lo mismo”. No nos pide que sepamos mucho, sino que amemos mucho. Que no demos rodeos, ni justificaciones, sino que nos convirtamos en prójimos, en gente capaz de detenerse, acercarse y cuidar. Esa es la clave para heredar la vida eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario