Este el el Corazón de Jesús, que tanto ama a los hombres.
Ahí estás ofreciendo tu corazón que fortalece y da vida. Ese corazón que repara las fuerzas del hombre fatigado y del espíritu débil.
Sigues ofreciéndonos todo lo mejor, sigues ofreciéndote a tí mismo.
Te presentas como tus manos desgastadas por hacer el bien, con tus pies firmes surcados por el cansancio de los caminos andados. Manos y pies heridos. Atravesados. Rotos. Heridas que son testimonio de tu gran obra de amor y reparación.
Al mismo tiempo veo también un cuerpo vital, fuerte, saludable, nuevo... Porque representas la verdad, el hombre nuevo, el Cristo pascual. En Tí se puede contemplar al Dios verdadero; realidad que rompe nuestra historia para devolverla al punto de partida: a la fuente de donde brota el agua viva....
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