En el Evangelio de este domingo, Jesús vuelve a su pueblo y, aunque habla con sabiduría y hace cosas increíbles, muchos no le creen porque lo conocen “de toda la vida”. Les cuesta aceptar que alguien tan cercano pueda ser especial. Y esto también nos puede pasar a nosotros: a veces no valoramos lo que tenemos cerca, ni a los que nos hablan de Dios en casa, en clase o en la parroquia. Incluso podemos pensar que Dios no puede hacer cosas grandes en nuestra vida porque nos sentimos “uno más”. Pero Jesús te mira y te dice: sí, contigo también quiero contar. No te cierres. Aunque otros no lo vean, tú puedes ser luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario