sábado, 12 de enero de 2013

Jahméne Douglas: el finalista X-Factor con un anillo de pureza y una niñez de infierno

La presentadora se quedó con la boca abierta al escuchar la contestación. ¡No se lo podía creer! Porque, después de todo, en el concurso había dos lesbianas, un gay, una bisexual y un Don Juan a la caza de faldas, todos ellos abiertamente declarados. ¿Cómo es que ha podido optar por algo así?
El personaje en cuestión es Jahméne Douglas, un joven inglés de Swindon, Wiltshire, nacido en 1990. Empleado de la cadena de supermercados Asda, Jahméne quiso entrar en la competición X-Factor dispuesto a buscar fortuna. De carácter tímido y preocupón, los nervios casi le hacen pasar un mal momento –como lo hicieron más adelante en la competición– pero al final su interpretación de At Last de Etta James levantó de sus asientos a todo el auditorio, jueces incluidos.
El concurso siguió su rumbo y cada intervención de Jahméne sólo confirmaba su talento. Cuando llegó el momento de pasar a las categorías, se escogió como mentor de los jóvenes a la cantante estadounidense Nicole Scherzinger. Siempre glamurosa y sensual en su forma de vestir, causó cierta impresión en el joven inglés, que reconoce que «mitad del tiempo sólo veo lo hermosa que es».
 
 Y en medio de todo este mundo, Jahméne hace una opción que dejó a todos impresionados: llevar un anillo de pureza. En una entrevista concedida al diario Daily Mirror, explicó el porqué de esta decisión: «Ciertamente no me planteo ahora la atención femenina, pues no me siento digno de ellas. Sólo estoy esperando a esa especial: por eso llevo un anillo de pureza». 
Pero no todo ha sido aplausos para Jahméne. En una entrevista concedida al diario The Sun, contó el infierno que él y su familia tuvieron que sobrellevar durante su niñez. Su padre, Eustace, amenazaba continuamente a su madre Mandy y a sus dos hermanos y su hermana: «cada día me decía: “hoy voy a morir”», relataba. 
«Tomaba cualquier pretexto para atacarnos. No mentíamos ni poníamos un pie fuera de lo que él pedía, pero siempre encontraba algo y no sabías cómo iba a reaccionar. Iba desde pegarte con un cinturón hasta una espátula».   
Pero lo que llevó al borde esta situación fue el momento en que Mandy consiguió un puesto en el Servicio Postal. Eustace la había amenazado si trabajaba y cuando se enteró, la encerró por tres días en una habitación y la torturó: golpes, cuchillos, incluso llegó a usar un soplete. Mientras tanto, los niños sólo escuchaban, detrás de la puerta, los gritos de su madre.
La alarma saltó en el colegio, cuando Corice, la hermana pequeña, se atrevió a contar algo. Por fin, la policía llegó y se llevó al padre, que fue condenado a nueve años de prisión.
A pesar de todo, los Douglas, muertos de miedo, decidieron huir por temor a que Eustace volviera: «En ese periodo fui Tom, Jay, John, Sean… pero a mis amigos siempre les decía que era Jahméne».
Y cuando todo parecía ya en paz, llegó lo peor. Cinco años después, Eustace fue liberado por buen comportamiento. Semanas después, Daniel, uno de los hermanos de Jahméne, fue encontrado muerto tras un supuesto suicidio. 
Para Jahméne esa fue la gota que derramó el vaso: «Yo sabía cuán atribulado se encontraba, pero muchas veces no le das mucha importancia con personas cercanas. Nunca te imaginas que puedan hacer algo así. Éramos uña y carne; él creía que yo podría ser cantante». Y termina: «En ocasiones llegué a pensar hacer lo mismo que él hizo, pero ahora ya no pienso más en eso».
 ¿Y qué decisión tomar ante algo así? Salir adelante, cumplir metas trazadas. Y todo esto para Jahméne tiene un nombre concreto: la música.
 «La música es mi santuario. Era el único lugar al que podía escapar durante esos tiempos difíciles y en donde me sentía seguro. Muchos deciden rebelarse ante una situación así; yo preferí cantar. Creo que es elegir un amor mayor».
De hecho, Jahméne formaba parte del coro de su iglesia y no esconde que va con regularidad a rezar y cantar. Es más, está convencido de que su pertenencia a la iglesia le ayudó en los momentos más difíciles.
 ¿Y el futuro? Jahméne lo tiene claro: «sé que suena cursi, pero me encantaría casarme y tener hijos. Y sé que no me será fácil por todo lo que he pasado; por eso he permanecido soltero mucho tiempo. Pero soy más fuerte de lo que muchos creen. Quiero difundir lo positivo. Quiero decirle a la gente: “Puedes aferrarte a tu felicidad. No te la deben robar”». Y sentencia: «Es tiempo de dar un paso adelante por la libertad de mi familia y en respeto de mi hermano Daniel».
 Y fue a su hermano Daniel a quien le dedicó una de sus más grandes intervenciones en el X-Factor: aquella en la que cantó, a ritmo de soul, I Look to You de Whitney Houston… interpretación que fue aplaudida entre lágrimas por su mentora y varios más de los asistentes, incluyendo el estático Gary Barlow.
 
Todo se prepara para el 8 de diciembre, día de la final del concurso. El siempre nervioso Jahméne está dispuesto a ganar. Y sin embargo, tal vez haya dado ya el mayor de sus conciertos: el de aportar lo mejor de sí mismo en las situaciones más duras y difíciles. Sea que esto se traduzca con un anillo de pureza o con unas notas musicales que revelen un profundo amor a la vida.
 

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