sábado, 26 de octubre de 2024

Domingo 30º del Tiempo Ordinario, B

En este pasaje de Marcos, la figura de Bartimeo nos invita a reflexionar sobre la fe que no se rinde frente a la adversidad. Su ceguera simboliza no solo la falta de visión física, sino también las oscuridades y obstáculos que pueden limitar nuestro propio camino espiritual. Bartimeo, al reconocer en Jesús al "Hijo de David", muestra una fe profunda, una certeza que lo impulsa a clamar con insistencia, sin dejarse silenciar por aquellos que intentan disuadirlo. Su grito desesperado es un acto de confianza y humildad, que revela el anhelo de un encuentro con aquel que puede transformar su vida.

El diálogo que Jesús mantiene con Bartimeo es revelador, pues el Señor le pregunta: "¿Qué quieres que haga por ti?". A través de esta pregunta, Jesús respeta la libertad y el deseo profundo del hombre, animándolo a expresar su necesidad. Bartimeo, por su parte, pide ver, y su petición se convierte en una súplica universal que trasciende lo físico, señalando el anhelo humano de claridad y comprensión en medio de la vida. Así, al recobrar la vista, Bartimeo no solo queda sanado, sino que decide seguir a Jesús. ¿Cuántas veces, como Bartimeo, buscamos en nuestra vida la luz para poder discernir mejor nuestro camino y nuestra relación con Dios?

 

sábado, 19 de octubre de 2024

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario B

Este pasaje del Evangelio de Marcos nos revela una enseñanza clave sobre el auténtico discipulado en el seguimiento de Jesús. Santiago y Juan, impulsados por el deseo de reconocimiento y poder, piden ocupar los lugares de honor en la gloria del Señor, lo que refleja una comprensión equivocada de su misión. Jesús, sin condenar su ambición, les recuerda que seguirle implica compartir su destino, un destino de entrega total y sacrificio. La referencia al "cáliz" y al "bautismo" alude a su pasión y muerte, un camino que los discípulos también deberán recorrer si quieren ser verdaderamente grandes en el Reino de Dios. La gloria, en el Reino de Jesús, no se alcanza mediante el poder o el privilegio, sino a través del servicio y la disposición a dar la vida por los demás.

Jesús aprovecha la ocasión para instruir a todos sus discípulos sobre el verdadero liderazgo. En contraposición al modelo de poder terrenal, basado en la dominación y la opresión, el Maestro propone un liderazgo que surge desde el servicio y la humildad. "El que quiera ser grande, sea servidor" es una frase revolucionaria en su contexto cultural y lo sigue siendo hoy en día. El Hijo del Hombre, modelo supremo del amor y del servicio, ha venido a entregar su vida por la humanidad. Este acto de entrega total es el que da sentido a su misión y es también la invitación para cada cristiano: vivir desde el servicio, renunciando al egoísmo y al deseo de grandeza, para encontrar en el sacrificio la verdadera grandeza del Reino de Dios. ¿Estás dispuesto tú también a seguir a Jesús por el camino del servicio y la entrega?

sábado, 5 de octubre de 2024

Domingo 27 del Tiempo Ordinario B

Este evangelio nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor y la relación entre el hombre y la mujer según el plan de Dios. Jesús, al responder a los fariseos, nos devuelve a los orígenes, a la creación misma, recordando que el matrimonio es una vocación sagrada en la que dos personas se unen para ser "una sola carne". No es solo una unión física, sino una comunión espiritual que refleja la fidelidad y el amor de Dios por su pueblo. La indisolubilidad del matrimonio no es una carga, sino un llamado a vivir el amor en toda su plenitud, confiando en que el verdadero amor requiere entrega y sacrificio, pero también trae consigo la alegría de la unión profunda y duradera. Jesús nos invita a mirar el matrimonio no con los ojos de la ley, sino con los ojos del corazón, descubriendo en él una fuente de vida y bendición.

La segunda escena del evangelio, en la que Jesús acoge a los niños, nos muestra el rostro misericordioso y acogedor de Dios. Los niños representan la sencillez, la pureza y la confianza plena, características que Jesús resalta como esenciales para entrar en el Reino de Dios. Nos invita a acercarnos a Él con corazones humildes, abiertos y confiados, como los niños que corren hacia sus brazos. Este pasaje nos recuerda que, para experimentar verdaderamente el amor y la gracia de Dios, debemos despojarnos de nuestras barreras, de la autosuficiencia y del orgullo, y adoptar una actitud de confianza total. Solo con un corazón sencillo, abierto y dispuesto a recibir el amor divino podemos abrazar plenamente el Reino de Dios en nuestra vida.