jueves, 30 de octubre de 2025

Domingo 31º del Tiempo Ordinario C

Jesús entra en Jericó y se encuentra con Zaqueo, un hombre pequeño de estatura pero grande en deseos: quiere ver a Jesús, aunque su vida está enredada en injusticias (cf. Lc 19,1-10). Se sube a un sicómoro como quien reconoce que no llega por sí mismo, y entonces sucede lo decisivo: Jesús levanta la mirada, lo llama por su nombre y le pide hospedarse en su casa. No es Zaqueo quien se gana a Jesús; es Jesús quien se adelanta con una cercanía que desarma prejuicios. La misericordia de Dios no esquiva nuestras historias complicadas: entra en ellas, se sienta a la mesa y nos devuelve la dignidad que el pecado había opacado.

Ese encuentro cambia de raíz a Zaqueo: la alegría se vuelve conversión concreta, con reparación del daño y justicia para los pobres. La fe no se queda en un sentimiento bonito; toca la cartera, las decisiones y las relaciones. Hoy el Evangelio nos invita a dejar de mirar a Jesús “de lejos” y abrirle la puerta de la casa—de nuestras rutinas, de nuestras heridas y elecciones—para que Él haga nacer una vida nueva. Si dejamos que nos llame por nuestro nombre, también nosotros podremos decir: “Señor, aquí estoy; quiero comenzar de nuevo”, y la salvación visitará nuestro hogar. Porque el Hijo del Hombre vino “a buscar y salvar lo que estaba perdido”, y ahí estamos nosotros cuando aceptamos su mirada que levanta y su amor que transforma.

Pasatiempos Domingo 31 del Tiempo Ordinario, C


 
Aquí las soluciones:


 

 

sábado, 25 de octubre de 2025

Roberto Martínez, Peregrino de honra 2025: “Padrón é porta aberta do Camiño e símbolo de hospitalidade”

El pasado 24 de octubre, Padrón vivió un acto entrañable. El Ayuntamiento entregó a Don Roberto, párroco de Padrón, el premio "Padrón, Berce do Xacobeo" y la distinción de Peregrino de honra, en una ceremonia presidida por el alcalde Anxo Arca y arropada por vecinos y numerosas autoridades, tanto de Padrón, como de Rois y Dodro. 

Los actos comenzaron en la Casa Consistorial, donde Don Roberto firmó en el libro de honor. Desde allí, la Banda Municipal de Padrón acompañó a la comitiva hasta la Iglesia parroquial, donde se celebró la Eucaristía. Durante la homilía, "desde estas tierras de Padrón, y más concretamente, aquí, a los pies del Pedrón, umbral de la traslación apostólica, -Don Daniel hiló la memoria jacobea con la gratitud presente para proclamar, con justicia que-, Roberto ha hecho de la hospitalidad un ministerio, poniendo Padrón y su Iglesia al servicio de todos los peregrinos para que hallen paz y fe vivas".
 

 

Finalizada la Misa, se llevó a cabo la entrega del galardón. El alcalde, Anxo Arca, se dirigió a los asistentes y entregó el premio al párroco, quien a continuación, tomó la palabra para agradecer el reconocimiento y compartir unas palabras.
 

Con emoción serena, don Roberto quiso que el foco no estuviera en él: “Non é un mérito persoal, senón unha expresión de estima cara a unha traxectoria compartida e cara a esta terra, tan vencellada á tradición xacobea”, añadiendo que, “prefiro o traballo sereno, o servizo calado e as cousas que se fan sen ruído, pero co corazón enteiro”.

Hubo también un momento íntimo: una mención especialmente cariñosa a su madre y el recuerdo emocionado de su padre, fallecido hace poco más de dos meses: “Sei que lle tería alegrado fondamente compartir este momento”.


Al repasar sus casi 20 años en Padrón, el párroco habló con “memoria agradecida” de los logros y de lo que quedó pendiente; de aciertos y de errores. Pidió perdón por lo que no supo hacer mejor y citó a Rosalía de Castro para describir su sentimiento: “Non hai na terra contento que se poida comparar co de lembrar o ben pasado”.

Sobre el crecimiento del fenómeno xacobeo, aportó un dato elocuente: 79.605 personas entraron en la iglesia hasta septiembre, siendo este mes el de mayor afluencia (16.475 visitantes). Pero subrayó lo esencial: “Máis alá dos números, o importante son os rostros e as historias de quen chega buscando silencio, descanso ou sentido. Padrón segue a ser unha porta aberta do Camiño”.

Mirando al Año Santo 2027, don Roberto confía en reforzar la colaboración entre instituciones civiles y comunidad eclesial “como o mellor xeito de servir a este pobo hospitalario”. Reiteró además una reivindicación histórica: el reconocimiento oficial del Camiño de Santiago a Padrón. “A historia, a arqueoloxía e a tradición documentada amosan que moitos peregrinos, despois de chegar a Santiago, continuaban ata aquí. A oficialidade sería un acto de xustiza histórica e un impulso cultural, espiritual e turístico para toda a comarca”. “O Camiño non é só unha ruta xeográfica: é unha experiencia interior. Quen se pon en camiño busca sentido, reconciliación, horizonte”, recordó. Y situó a Padrón en el corazón de esa búsqueda: “Aquí arribou, segundo a tradición, o corpo do Apóstolo; aquí o peregrino descobre a orixe da súa fe e esperanza antes de chegar a Compostela”.
 

El párroco cerró sus palabras con un compromiso sencillo y firme: “Quero seguir sendo con vós, por vós e para vós”. Agradeció al Concello, a las entidades y a todos los colaboradores que hacen posible que Padrón siga siendo “corazón e referencia do espírito xacobeo”. Finalmente, dejó una última confidencia: “Canto puiden facer con acerto é obra Súa; os erros son responsabilidade miña”.

Como colofón, la Banda de Música interpretó varias piezas dentro del templo, poniendo música a un agradecimiento colectivo.
 

Domingo 30º del Tiempo Ordinario, C

Jesús cuenta la parábola del fariseo y el publicano mirando a quienes se sentían “perfectos” y despreciaban a los demás. Uno llega al templo enumerando méritos; el otro apenas se atreve a levantar la vista y solo dice: “¡Oh Dios!, ten compasión de mí, que soy pecador”. Y Jesús sorprende: el que vuelve a casa en paz no es el que presume, sino el que se reconoce necesitado. Dios no se deja ganar por nuestros listados de cosas bien hechas; se deja “tocar” por la verdad del corazón. La humildad no es decir “no valgo”, sino abrir espacio a Dios para que Él sea el Señor y no nuestro ego.

Esta palabra baja a cosas muy concretas. En la familia, en la parroquia, en el trabajo, a veces nos comparamos, etiquetamos y juzgamos rápido. El Evangelio nos propone otro camino: orar con verdad, pedir perdón sin rodeos, agradecer sin creernos mejores, mirar al hermano con compasión. Si nos acercamos a Dios así —con lo que somos, sin disfraces— Él cura la herida del orgullo, derrama su misericordia y nos devuelve la alegría de empezar de nuevo. Hoy podemos hacer una oración sencilla: “Señor Jesús, tú me conoces y me amas: ten piedad de mí y enséñame a amar”. Con esa sinceridad, la gracia abre puertas que estaban cerradas.

 

viernes, 17 de octubre de 2025

Domingo 29º del Tiempo Ordinario C

El Evangelio de hoy (Lc 18,1-8) nos pone delante a una mujer frágil a los ojos del mundo, pero enorme a los ojos de Dios: una viuda que no se rinde. No tiene palancas ni influencias, solo su voz y su perseverancia. Jesús la presenta como maestra de oración: volver una y otra vez al Señor, incluso cuando parece que no pasa nada. La insistencia no busca “forzar” a Dios, sino dejarnos moldear por Él, purificar nuestros deseos y mantener viva la esperanza. Si un juez indiferente termina escuchando, ¡cuánto más escuchará el Padre que nos ama! En tiempos de prisa y cansancio, esta página del Evangelio nos anima a no abandonar la oración cotidiana —personal, en familia, en comunidad— porque ahí el corazón se ensancha y se fortalece la fe.

Pero Jesús también nos invita a mirar dentro: ¿no vivimos a veces como ese juez, cerrando el corazón al clamor de los demás? La oración auténtica nos despierta a la justicia, nos hace sensibles al que sufre y nos impulsa a actuar. Perseverar en orar es perseverar en amar: sostener al enfermo, acompañar al que está solo, perdonar en casa, trabajar con honestidad, defender al débil. Al final, la pregunta de Jesús —“cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”— no es una amenaza, sino una llamada cercana: mantén encendida la pequeña llama de la fe con gestos concretos y confianza tenaz. Dios no se olvida; su respuesta a veces tarda a nuestros ojos, pero llega a su tiempo y siempre es más grande que nuestras expectativas. 

Pasatiempos Domingo 30 del Tiempo Ordinario, C

 

Aquí las soluciones:



 

domingo, 12 de octubre de 2025

El Arzobispo invita a “ser artesanos de reconciliación” en el Jubileo del Arciprestazgo de Iria–Santiago

La comunidad del Arciprestazgo de Iria–Santiago peregrinó este sábado desde la parroquia de Padrón hasta la iglesia de Santa María la Mayor de Iria, antigua sede episcopal, donde el Arzobispo de Santiago presidió la Misa jubilar.

En su homilía, el prelado centró el Jubileo en la certeza paulina de que “la esperanza no defrauda”. Recordó que Cristo es puerta, camino y meta de la vida cristiana, y llamó a acoger este “año de gracia” como tiempo de sanación y perdón: “Necesitamos dejarnos alcanzar por la misericordia para curar heridas y reconstruir la comunión”.

Pidió a los fieles “ser artesanos de reconciliación”, evitando rutinas, prejuicios y divisiones, y traduciendo la fe en gestos concretos de caridad, especialmente con los más olvidados. “El Señor nos espera muy cerca: en el hermano”, subrayó.

La celebración culminó con la Eucaristía —“el mejor acto de gracias, pan para el camino”— y con la encomienda a la Virgen María, Estrella de la Esperanza, para seguir caminando como Iglesia diocesana, testigos de un Evangelio que ilumina y da sentido a la vida.

Tras la Eucaristía, los asistentes se desplazaron al Hotel Scala, para una comida de confraternización.


 

Misas e intenciones de la parroquia de Padrón


 

viernes, 10 de octubre de 2025

Domingo 29º del Tiempo Ordinario, C

El Evangelio de este domingo (Lc 17, 11-19) nos presenta a Jesús sanando a diez leprosos, pero solo uno —un samaritano— vuelve para darle gracias. Es un pasaje que nos toca el corazón, porque no habla solo de milagros, sino del modo en que respondemos a la misericordia de Dios. Todos los leprosos fueron curados, pero solo uno fue verdaderamente salvado. ¿La diferencia? La gratitud. Este hombre no se quedó solo con el beneficio recibido; volvió, se postró ante Jesús y reconoció su presencia salvadora. En su acción hay fe, humildad y amor.

La escena nos deja una pregunta muy directa: ¿somos agradecidos con Dios o nos acostumbramos a sus bendiciones como si fueran algo automático? En un mundo donde todo parece deberse y nada se agradece, este evangelio nos recuerda que la fe verdadera incluye el reconocimiento de lo que Dios hace por nosotros. Y ese reconocimiento no se queda en palabras bonitas, sino que se expresa en gestos concretos: volver a Jesús, adorarlo, y vivir con un corazón agradecido. Ahí es donde empieza la salvación, no solo en lo que pedimos, sino en cómo respondemos.