sábado, 19 de julio de 2025

Domingo 16 del Tiempo Ordinario

Este Evangelio nos presenta una escena muy cercana y familiar: Jesús es acogido en casa de dos hermanas, Marta y María. Marta se preocupa por los detalles de la hospitalidad, mientras María se sienta a los pies del Señor y escucha su palabra. A simple vista, podría parecer que Jesús desprecia el trabajo de Marta, pero no es así. Lo que Jesús señala es una inquietud excesiva, un activismo que puede hacernos olvidar lo esencial: estar con Él. Marta hace algo bueno, pero María ha elegido lo mejor. Y eso mejor no es otra cosa que poner a Dios en el centro, darle tiempo, escucharlo con el corazón.

Este pasaje es una llamada a revisar nuestras prioridades. En nuestra vida diaria, muchas veces nos parecemos a Marta: corremos, servimos, nos ocupamos de mil cosas, incluso en la Iglesia. Pero Jesús nos recuerda que lo más importante es cultivar la relación con Él. No es una oposición entre hacer y orar, sino un orden interior: lo primero es Dios, y desde ahí brota un servicio más sereno y fecundo. María representa a quien ha descubierto que estar con el Señor es fuente de sentido, de paz y de alegría verdadera. Esa “parte mejor” no es privilegio de unos pocos, es una invitación para todos: jóvenes y mayores, sabios y sencillos, curas y laicos. Jesús sigue entrando en nuestras casas y corazones... y espera que también nosotros lo escuchemos.

sábado, 12 de julio de 2025

Domingo 15º del Tiempo Ordinario para niños


¿Alguna vez viste a alguien pasar de largo cuando otro necesitaba ayuda? Eso es justo lo que Jesús critica en este Evangelio. Nos cuenta la historia de un hombre herido que fue ignorado por los “religiosos”, pero ayudado por un samaritano, alguien que no era del grupo “oficial”. ¿Por qué? Porque tuvo compasión. Jesús nos dice que amar a Dios no es solo rezar o ir a misa (aunque eso también importa), sino actuar con amor. Ser cristiano es atreverse a parar, mirar, acercarse y ayudar al que lo necesita, aunque no sea de tu grupo o te cause molestias. Jesús te invita hoy a no pasar de largo. ¡Tú puedes ser ese samaritano moderno que cambia el mundo con pequeños gestos!

Domingo 15º del Tiempo Ordinario

Este Evangelio nos pone frente a una de las preguntas más importantes que podemos hacernos: ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús no da una respuesta abstracta ni complicada. Más bien, nos lleva al corazón de toda la fe: el amor. Amar a Dios con todo el ser y al prójimo como a uno mismo. Pero no se queda ahí. Jesús quiere que bajemos ese amor a la vida concreta, al día a día. Por eso cuenta la parábola del buen samaritano. Un hombre medio muerto al borde del camino, ignorado por los que “sabían de Dios”, pero rescatado por un extranjero, por alguien que supo conmoverse y actuar con misericordia.

Este texto nos deja una enseñanza clara y directa: no basta saber lo que está bien, hay que hacerlo. La verdadera fe se demuestra en cómo tratamos a los demás, especialmente a los que están heridos, excluidos o tirados a la vera del camino. Jesús termina con una frase que lo resume todo: “Anda y haz tú lo mismo”. No nos pide que sepamos mucho, sino que amemos mucho. Que no demos rodeos, ni justificaciones, sino que nos convirtamos en prójimos, en gente capaz de detenerse, acercarse y cuidar. Esa es la clave para heredar la vida eterna.

Misas e intenciones de la parroquia de Iria

 



sábado, 5 de julio de 2025

Domingo 14º del Tiempo Ordinario para niños

En el Evangelio de este domingo, Jesús vuelve a su pueblo y, aunque habla con sabiduría y hace cosas increíbles, muchos no le creen porque lo conocen “de toda la vida”. Les cuesta aceptar que alguien tan cercano pueda ser especial. Y esto también nos puede pasar a nosotros: a veces no valoramos lo que tenemos cerca, ni a los que nos hablan de Dios en casa, en clase o en la parroquia. Incluso podemos pensar que Dios no puede hacer cosas grandes en nuestra vida porque nos sentimos “uno más”. Pero Jesús te mira y te dice: sí, contigo también quiero contar. No te cierres. Aunque otros no lo vean, tú puedes ser luz.

Domingo 14º del Tiempo Ordinario

Este Evangelio nos recuerda que todos estamos llamados a ser misioneros, no solo los curas o los religiosos. Jesús envía a setenta y dos discípulos —un número grande— y les dice: “¡Poneos en camino!” No les promete un camino fácil, sino que los envía “como corderos en medio de lobos”. Es decir, anunciar el Evangelio no siempre será cómodo ni bien recibido, pero Él nos da lo esencial: su paz, su presencia y la certeza de que no estamos solos. Nos pide confianza radical, sin apegos ni seguridades humanas, solo con la fuerza del Espíritu. ¡Qué bonito es saber que, cuando llevamos la paz de Dios a los demás, esa paz también vuelve a nosotros si no es acogida!

Lo mejor de todo es que Jesús no nos mide por los “éxitos visibles” que tengamos. Aunque los discípulos vuelven emocionados porque han hecho milagros y vencido al mal, Jesús les recuerda lo más importante: “Alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo”. En otras palabras: no te alegres solo por lo que haces, sino por lo que eres para Dios. Somos hijos suyos, amados, llamados a construir su Reino aquí y ahora. Así que no te desanimes si a veces no ves frutos o si no todo sale como esperabas. Lo importante es caminar con Él, sembrar con amor y saber que, pase lo que pase, tu nombre está escrito en su Corazón. ¡Vale la pena dar la vida por el Evangelio!

Infografía sobre la Confirmación...

 ¿Qué sabes del sacramento de la Confirmación? Mira esta infografía...